Dimite Jens Weidmann, el halcón, el hombre más duro del Banco Central Europeo.
El presidente del Bundesbank se marcha después de más de una década en el cargo. Esto marca la salida de uno de los responsables políticos más agresivos del BCE y su miembro más antiguo, justo cuando se debate el futuro de los programas del organismo en el momento posterior a la crisis derivada de la pandemia.
Wiedmann, de 53 años, se irá a finales de año. Alega “razones personales” y dice que no tiene un nuevo cargo en la recámara. Así que el alemán sí participará en la reunión clave del mes de diciembre, fecha para la que esperamos que el Consejo de Gobierno del BCE llegue a una conclusión clara sobre qué hacer a continuación con sus programas de compra de bonos ligados a la pandemia.
Después de eso no está claro si la salida de Wiedmann tendrá o no implicaciones mayores en la política del BCE. Por el momento, su carta de despedida al Bundesbank reconoce cierto malestar con la toma de decisiones del organismo.
“En este contexto, será fundamental no mirar de forma unilateral a los riesgos deflacionarios, pero tampoco perder de vista los posibles peligros inflacionarios. Y las medidas de crisis con su extraordinaria flexibilidad sólo son proporcionadas en la situación de emergencia para la que fueron creadas”, escribe el alemán.
Después de este mensaje la pregunta es, ¿cómo se posicionará en la reunión de diciembre? ¿Hasta qué punto se opondrá a aumentar el tiempo de duración de los programas de compras de bonos y qué dirá sobre en qué momento es preciso retirar el PEPP?
Otra pregunta es quién va a reemplazarlo, sobre todo mientras en Alemania se intensifican las negociaciones para un nuevo Gobierno de coalición. Ahora el asiento que deja vacío se convierte en un elemento más del juego de fichas en esas conversaciones.
No sabemos si quien le suceda será tan duro como él, a quien llegaron a apodar “Dr.No.” por su postura frente a la flexibilización cuantitativa cuando Mario Draghi comandaba el BCE y el debate era cómo lidiar con la explosión de las primas de riesgo y la deuda soberana en la crisis financiera.
Con los años se ha ido suavizando su postura, pero la carta de hoy nos muestra que las ideas originales siguen firmes en su despedida: “Una política monetaria orientada a la estabilidad solo será posible a largo plazo si el marco de la unión monetaria asegura la unidad de acción y responsabilidad, la política monetaria respeta su mandato limitado y no queda atrapada en la estela de la política fiscal o los mercados financieros”.