VALENCIA, 10 (EUROPA PRESS)
Transportistas valencianos advierten del impacto de la guerra de Ucrania en el combustible: 300 euros más caro en menos de dos semanas. Además, prevén que el precio seguirá creciendo y alcanzará los dos euros por litro, una escalada a la que se suma el encarecimiento de la compra de vehículos, la inflación y la revisión salarial.
Según sus cifras, desde que estalló el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el precio del gasóleo A no ha parado de crecer hasta alcanzar los 1,777 euros por litro, un 20% más caro. Llenar el depósito de un vehículo de carga general de 1.000 litros cuesta 299 euros más que hace 13 días.
Para una flota de cuatro vehículos, la media nacional, este incremento supone 1.196 euros más; mientras para una de ocho, la media de las empresas que conforman la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística (FVET), 2.392 euros más.
Ante esta situación, el Comité Nacional de Transporte de Mercancía por Carretera, al que pertenece FVET, ha solicitado una reunión con urgencia con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para garantizar la aplicación de medidas que permitan la continuidad de las empresas transportistas y eviten el “colapso económico”.
Antes de la invasión rusa, la federación valenciana ya advirtió del incremento del precio respecto a 2020, ya que los transportistas han soportado un 36% más de coste medio anual en 2021. En cifras, según el observatorio de costes del Ministerio de Transportes, si en 2020 el combustible de un solo vehículo articulado de carga general que había recorrido 120.000 kilómetros al año ha supuesto 31.600 euros de coste anual, en 2021 el mismo recorrido ha implicado 42.888 euros.
“El precio del combustible ya estaba por las nubes y lo previsible es que, con la guerra en Ucrania, alcance los 2 euros por litro. La única opción que nos queda es repercutir este coste, una medida que ya está contemplada en el decreto aprobado recientemente por el Consejo de Ministros”, expone en un comunicado Carlos Prades como presidente de FVET.
Y es que, además de la escalada del combustible, los profesionales del sector están soportando un crecimiento de costes en todos los conceptos: “La escasez de microchips ha supuesto retrasos en la adquisición de los vehículos y un encarecimiento de sus precios, a lo que se suma la inflación y la revisión salarial y los problemas que ya arrastra el sector tradicionalmente y afectan a su viabilidad, como los impagos. Los márgenes son muy exiguos para los transportistas; la única opción que nos queda es repercutir la variación en el precio del combustible”.