MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
La representante alemana en el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Isabel Schnabel, ha afirmado este miércoles que la tasa de interés natural (r*) podría estar incrementándose a consecuencia de fenómenos a largo plazo como el cambio climático, las tensiones geopolíticas o la digitalización y despliegue de la inteligencia artificial.
“A lo largo de la historia se han producido repetidamente retrocesos prolongados de los tipos de interés reales tras grandes crisis económicas, políticas o sociales. Podríamos estar ante un punto de inflexión”, ha asegurado Schnabel en referencia al tipo de interés real que prevalecería si la economía funcionase a pleno rendimiento y la inflación se situara en su objetivo.
“Las necesidades excepcionales de inversión derivadas de retos estructurales relacionados con la transición climática, la transformación digital y los cambios geopolíticos pueden tener un impacto positivo persistente en el tipo de interés natural”, ha explicado en contraposición a la caída sostenida de r*, que se remonta a principios de los años 80.
En este sentido, la Encuesta de Analistas Monetarios refleja que sus participantes cuentan con que el tipo de interés de facilidad de depósito del BCE se estabilice en un intervalo comprendido entre el 2% y el 2,5% a largo plazo. Dado que se anticipa una inflación del 2% para el mismo horizonte temporal, esto se correspondería con un tipo de interés real del 0% al 0,5%.
Esto estaría, aproximadamente, un punto porcentual más elevado que antes del inicio del ciclo de endurecimiento de la política monetaria en diciembre de 2021, cuando la mediana de las expectativas de las encuestas y estimaciones de los tipos reales se situaban en territorio negativo.
El BCE ya señaló en su boletín económico de febrero que, si bien las estimaciones de r* para la eurozona varían en función del modelo escogido para cuantificarlo, la mediana ha aumentado unos 30 puntos básicos en comparación con mediados de 2019. Sin embargo, también subrayó que “la incertidumbre de los modelos complica la medición de r* y su uso como indicador para la política monetaria”.
INTERVENCIÓN DE LAGARDE
En un discurso pronunciado este miércoles, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que, a pesar de los avances en los tres criterios del marco manejado por la institución (perspectivas de inflación, inflación subyacente y transmisión de la política monetaria), el BCE aún “no está suficientemente seguro” de que la eurozona se encuentre en una senda sostenible hacia el objetivo de inflación.
La francesa ha señalado que, si bien hace ya tiempo que las tasas de inflación observadas vienen situándose en niveles prácticamente acordes con las expectativas y las proyecciones apuntan a que la inflación volverá a situarse en el 2% a mediados de 2025, además de una mejora en su composición, con la expectativa de una tasa subyacente más baja a medio plazo, “al mismo tiempo, las presiones inflacionistas internas siguen siendo fuertes”.
De tal modo, Lagarde ha advertido de que la tasa de variación de los precios de los servicios sigue siendo persistente y oscilando en torno al 4% tras cobrar cierto impulso en febrero, lo que refleja fundamentalmente el crecimiento de los salarios y las tensiones en el mercado de trabajo, que hasta ahora se ha mostrado resistente a la desaceleración de la economía, reduciendo de forma automática la productividad del trabajo e impulsando al alza los costes laborales unitarios.
En esta coyuntura, Lagarde considera difícil evaluar si las presiones sobre los precios reflejan simplemente el desfase de la evolución de los salarios y de los precios de los servicios, y el carácter procíclico de la productividad, o si apuntan a presiones inflacionistas aún persistentes.
En segundo lugar, Lagarde ha recordado que en junio el BCE contará con nuevas proyecciones macroeconómicas que confirmarán si la senda de inflación prevista en marzo sigue siendo válida, lo que acercaría la posibilidad de retocar los tipos.