La miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) Isabel Schnabel ha afirmado que responder a los ‘shocks’ adversos que han motivado la subida de la inflación con una subida prematura de los tipos de interés podría asfixiar la recuperación económica.
Así lo ha señalado durante la V Conferencia Anual de la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS), en la que ha resaltado que, mientras no exista una política macroprudencial completamente efectiva, la política monetaria debe tener en cuenta los riesgos para la estabilidad financiera, lo que tiene implicaciones en la elección, el diseño y la calibración de los instrumentos de los bancos centrales.
Schnabel ha señalado que una de las vías de la que disponen los responsables de política monetaria para gestionar el conflicto que puede surgir entre la estabilidad de precios y la estabilidad financiera es la que ofrece la flexibilidad en el horizonte de medio plazo en el que se debe alcanzar el objetivo de inflación.
Según ha explicado, la orientación de medio plazo de la política monetaria del BCE otorga la flexibilidad necesaria para adaptar la respuesta al tamaño, persistencia y tipología del ‘shock’.
Aunque la inflación está muy por encima del objetivo del 2% del BCE debido a ‘shocks’ adversos, como el aumento de precios de la energía y las interrupciones de la cadena de suministros, responder a estos choques por el lado de la oferta elevando prematuramente los tipos de interés “podría asfixiar la recuperación y, dados los largos retrasos en la transmisión, ejercería una presión a la baja sobre la inflación en un momento en que es probable que los choques ya se hayan desvanecido”, ha asegurado.
Para evitar este resultado, los ‘shocks’ de oferta suelen justificar una desviación temporal de la meta, “siempre que se restablezca la estabilidad de precios a medio plazo y las expectativas de inflación permanezcan ancladas”, ha apuntado.
De cara al futuro, si las expectativas de inflación se desanclaran en respuesta a un período persistente de inflación por encima de la meta del BCE, sería necesario acortar el horizonte, pues en este caso la política monetaria “no debe ser rehén del dominio fiscal o financiero”.
“Incluso si los mercados financieros se han vuelto más sensibles a los cambios de política, los bancos centrales deben encontrar formas de asegurar la estabilidad de precios sin poner en peligro la estabilidad financiera”, ha sostenido Schnabel.
En estas circunstancias, ha afirmado que invertir la secuencia de las futuras medidas del BCE no sería una respuesta política apropiada. “Mantener un alto volumen de compras de activos simplemente para evitar ajustes en los rendimientos a largo plazo a pesar de los riesgos inminentes para la estabilidad de precios daría paso al dominio fiscal y financiero”, ha avisado.
En cualquier caso, Schnabel ha reconocido que la zona euro sigue siendo vulnerable a la fragmentación, lo que significa que existe el riesgo de que se amplifiquen los ajustes de política del BCE en algunos países, dando lugar a cambios en las condiciones de financiación más bruscas de lo previsto.
“Un respaldo creíble que se comprometa a contrarrestar esos riesgos de fragmentación puede ayudar a proteger contra movimientos desordenados y, por lo tanto, permitir que el Banco Central se concentre en su mandato de estabilidad de precios”, ha resaltado la economista, quien ha asegurado que el Programa de Compras de Emergencia para la Pandemia (PEPP) ha proporcionado ese respaldo durante la crisis sanitaria.