VALÈNCIA, 17 (EUROPA PRESS)
La Unió Llauradora calcula que las perdidas directas para los productores de la Comunitat Valenciana de melón y sandía rondarán esta campaña los 44 millones de euros como consecuencia de una “concatenación de problemas meteorológicos que han provocado una reducción de cosecha a la mitad en ambos cultivos”.
Según las estimaciones de la organización profesional agraria, los productores de sandía perderán 27 millones de euros y los de melón, 17 millones de euros.
La cosecha de sandía, detallan, “difícilmente” superará la cantidad de 35.000 toneladas, lo que supone un descenso del 52% en relación a la pasada campaña y de un 63% sobre la media de las últimas 15. En cuanto a la producción de melón oscilará sobre las 17.000 toneladas, que representa un descenso respecto a la campaña pasada del 53% y en relación a la media de los últimos 15 años del 62%.
Para esta temporada, según datos del Ministerio de Agricultura, hay plantadas en la Comunitat Valenciana un total de 1.534 hectáreas de sandía (57% en la provincia de Valencia, 23% en la de Castellón y el 20% en la de Alicante. Estas cifras significan un ligerísimo incremento de solo el 2% sobre la pasada. Sin embargo, hay que destacar que desde el año 2000 existe un 31% menos superficie plantada de sandías en territorio valenciano.
Los datos del Ministerio de Agricultura reflejan una superficie plantada de melones en la Comunitat Valenciana de 1.260 hectáreas (71% en la provincia de Alicante, 20% en la de Castellón y 9% en la de Valencia), lo que representa un aumento de cosecha del 5%. El retroceso de superficie desde 2000 es también alarmante e igual que en la sandía desciende un 31%.
Los precios oficiales que están recibiendo los productores valencianos de sandía en la actualidad son un 60% superiores a los de la campaña pasada. No obstante, advierten desde al entidad, este incremento “no compensa ni la fuerte reducción de producción ni los incrementos de los costes de producción que de media son un 20% más altos que los de campañas anteriores”.
En cuanto al melón, las cotizaciones que perciben los productores son el doble que la pasada campaña pero lo mismo que sucede con la sandía, no compensan ni la reducción de cosecha ni los incrementos de los costes de producción que aún son más elevados que en el caso de la sandía.
La reducción de la producción se produce tanto en sandía como en melón como consecuencia de varios fenómenos meteorológicos adversos. En primer lugar, por las elevadas temperaturas durante la época de plantación que aceleraron el crecimiento de las plantas y al mismo tiempo limitaron el cuajado de los primeros frutos. Posteriormente, las lluvias intermitentes de mayo y junio junto a temperaturas suaves hicieron que se echaran a perder muchos frutos.
También influyeron las granizadas del mes de junio que afectaron a amplias zonas productoras, sobre todo de las Riberas del Xúquer. Y tampoco hay que olvidar la sequía que ha provocado, por un lado, la perdida directa de producción y, por otra, de manera indirecta, un menor calibre de los melones.
“INCERTIDUMBRE” DEL TRASVASE TAJO-SEGURA
Desde La Unió recuerdan además “los problemas hídricos y la incertidumbre del trasvase Tajo-Segura para el cultivo del melón en las zonas productoras del sur de Alicante”.
“Y por si no fuera suficiente con la influencia del cambio climático en estos cultivos –prosiguen– durante esta campaña se ven ataques masivos de jabalíes en busca de alimento y agua en las zonas productoras que están causando numerosas pérdidas”.
Los melones y sandías, con un alto componente de agua, son un sustento ideal para esta fauna salvaje que prolifera cada vez más en la Comunitat Valenciana. La organización sigue reclamando medidas para evitar la sobrepoblación de estas especies.
Finalmente, La Unió señala que tanto sandía como melón tienen un índice bajo de aseguramiento porque el actual sistema no se adapta a las necesidades y realidades de ambos cultivos. En este sentido, propone el estudio e implantación por parte de Agroseguro de un seguro agropecuario mínimo y básico que cubra los riesgos extraordinarios consorciables y subvencionado por Enesa en un 70%.