MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Santiago Giraldo, profesor de periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha denunciado cómo las grandes plataformas y las marcas aprovechan el contenido generado por los ‘influencers’ para obtener grandes beneficios a muy bajos costes, es decir, constituyen también “una fuente de trabajo precario y otra trampa más del opulento mundo de las redes sociales”.
Así lo ha manifestado el autor principal de un estudio llamado “Influencers y precariedad laboral”, que está elaborado por profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona y de próxima publicación en el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”.
El objeto de estudio han sido 34 ‘microinfluencers’, es decir, usuarios con una comunidad de seguidores de entre 5.000 y 100.000, en concreto, de la plataforma social de Instagram.
La investigación concluye que los ingresos que perciben no son proporcionales al impacto generado en sus comunidades digitales, ya que hay una diferencia de más de 25 euros por ‘post’ entre lo que “deberían” cobrar y lo que realmente perciben, según el ‘earned media value’, la influencia y alcance en su comunidad de seguidores.
El ‘microinfluencer’ es un trabajo con muchas horas detrás poco remuneradas, y es que, según el estudio, el 62,2% de los ‘microinfluencers’ se sienten insatisfechos por el dinero que reciben en relación con el tiempo que dedican a producir contenidos para sus perfiles.
UN ‘MICROINFLUENCER’ COBRA 102 EUROS POR PUBLICACIÓN
En esta línea, un usuario de este tipo destina, de promedio, 45 horas al mes a su perfil de Instagram e invierten tres horas en crear una publicación, por la que recibe unos 102 euros de media de cada una, aunque no todos reciben ingresos por las entradas que crean. El estudio establece unos ingresos de media de 18 euros por hora.
Además, se puede tardar cerca de ocho años en consolidar el propio perfil en Instagram como ‘microinfluencer’ y poder generar, así, ingresos por las publicaciones en la red social.
Para mejorar esta situación, Giraldo ha propuesto que las grandes plataformas tecnológicas reconozcan la cantidad de ganancias que obtienen de la explotación de datos y del contenido de los usuarios, y que, así, paguen por su uso.
Además, el experto ha señalado dos avances a nivel legislativo para ayudar a este tipo de colectivo: la adecuación de los derechos de los trabajadores a un mundo datificado ,en donde también entran los ‘riders’, los ‘call centers’ o el teletrabajo, y la adaptación de la legislación de derechos que abarque también un campo de derechos digitales.
LOS ‘MICROINFUENCERS’ GENERAN MÁS QUE LA PUBLICIDAD TRADICIONAL
Los ‘microinfluencers’ garantizan una mejor conversión a venta de las campañas publicitarias y tienen una gran capacidad para crear vínculos entre la marca y sus seguidores. En España, la inversión del sector publicitario en el ámbito de los ‘influencers’ creció un 185% en el 2019.
Sin embargo, tal y como se demuestra en el estudio, contratar a un ‘microinfluencer’ no supone una gran inversión y, por el contrario, se genera un retorno y fidelidad importante.
El valor añadido de su actividad es el compromiso o ‘engagement’ que generan con su comunidad, un elemento imprescindible en el mercado publicitario digital, ya que permite evaluar la interacción entre prescriptores y usuarios.
Sobre ello, los autores han visto en su investigación que el ‘engagement’ que logran los ‘influencers’ es mayor que el que tiene los famosos y, sin embargo, las marcas les pagan menos. El estudio calculó el ‘engagement’ de los 34 usuarios y los comparó con los de otros 21 ‘influencers’ relevantes, como los futbolistas Cristiano Ronaldo y Leo Messi, o cantantes como Paula Echevarría.
Los resultados fueron que el ‘engagement’ generado por los ‘microinfluencers’, con una media del 4%, era más alto que el alcanzado por las celebridades, un 2,38% de promedio.
Sin embargo, el informe señala que los ingresos recibidos se suelen establecer por número de usuarios y no en función del impacto que generen las publicaciones.