MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, ha afirmado que quiere poner los ciudadanos en el centro de la actuación política, organizando una Administración Pública que pivote en torno a los ciudadanos.
Así lo ha señalado en el acto de traspaso de carteras, donde ha apuntado que la reforma de la Administración “es uno de los retos más importantes” que tiene el país para los próximos años.
“No vamos a ser capaces de modernizar el país si no somos conscientes del papel que tienen que jugar los servicios públicos”, ha destacado la ministra al recibir sus nuevas competencias que amplían las que tenía hasta ahora.
Montero ve necesario que haya coordinación con el resto de administraciones, tanto con las comunidades autónomas como con las propias entidades locales.
Además, ha tendido la mano a las organizaciones sindicales y ha dicho que es una persona “de diálogo y para el diálogo”. “Tenemos que volver a sentir orgullo de pertenencia a una Administración que tiene como objetivo ser capaz de cautivar a los ciudadanos para los próximos años”, ha añadido.
La ministra también ha destacado todo lo que ha supuesto el acuerdo alcanzado recientemente con las organizaciones de autónomos para reducir la temporalidad en el sector público. “Ha sido obra y mérito del ministro y su equipo y nosotros intentamos acompañar de la mejor manera posible”, ha añadido.
Entre los objetivos que tiene por delante, la ministra ha destacado que quiere ser capaz de cuidar, motivar e identificar el talento, así como promocionar el trabajo público, los servicios públicos y sus empleados.
Por su parte, el hasta ahora ministro y nuevo ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, ha puesto de valor que el acuerdo para reducir la temporalidad fue posible “porque había una ministra de Hacienda con sensibilidad política y sentido de servicio público”.
“Es importante que se sepa de esa vocación, disposición, categoría y buen hacer (de la ministra)”, según Iceta, que ha incidido en que jamás se debe minusvalorar o despreciar el papel de los empleados públicos.