El BCE sigue convencido de que la inflación no es un problema estructural a largo plazo y que se debe a factores externos y temporales, cuyas presiones empezarán a relajarse en 2022. Las menores compras del PEPP no son “tapering”, según Lagarde, es recalibrar, unas compras que confirma terminarán en marzo de 2022.
El BCE identifica la subida de los precios de la energía y los problemas en la cadena de suministro, así como los desniveles entre oferta y demanda como los principales riesgos al crecimiento de la eurozona. Bajo este diagnóstico, el BCE deja los tipos de interés sin cambios y espera que continúen en los niveles actuales, o en niveles inferiores, hasta que observe que la inflación se sitúa en el 2 % bastante antes del final de su horizonte de proyección. Ello también podría implicar un período transitorio en el que la inflación sea moderadamente superior al objetivo. Respecto a los temores de estanflación, entorno de inflación elevada y bajo crecimiento económico, Lagarde asegura que desde el BCE no ven estanflación a pesar de que el crecimiento económico sea más débil.
El BCE mantiene su ritmo de compras de deuda. Así que mantiene su hoja de ruta sin cambios a pesar de la subida de los precios. La inflación en la zona euro alcanzó el 3,4% en septiembre, lo que representa un máximo de 13 años.
El IPC en España, del mes de octubre se dispara hasta el 5,5%. Es su nivel más alto en 29 años, marcado por el precio y encarecimiento de la electricidad. El Índice de Precios de Consumo avanza un 2% respecto al mes anterior, situándose un punto y medio por encima del de septiembre. La tendencia se inició en marzo. Desde entonces, el coste de la vida encadena ya ocho meses encareciéndose por los altos precios de la electricidad y los combustibles, el repunte del consumo y los problemas en las cadenas de suministro globales.
Se suma el colapso en los puertos, la falta de contenedores, la escasez de trabajadores, la carencia de chips y un aumento inasumible de los pedidos por el desembalse del ahorro de los hogares en un entorno de estímulos públicos y recuperación económica.
En este dato adelantado, el IPC subyacente aumenta cuatro décimas en octubre y se sitúa en el 1,4%.