Las familias con rentas bajas habrían reducido su gasto en otros bienes ante la escalada de precios de la energía
MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Las familias estarían anticipando un dinamismo significativamente menor de su consumo en términos reales y unas tasas de ahorro ligeramente más reducidas tras el inicio de la guerra en Ucrania y ante el actual episodio de fuertes presiones inflacionistas, según el informe ‘El impacto del repunte de la inflación y de la guerra sobre las perspectivas económicas de los hogares españoles’, publicado este martes por el Banco de España.
El conflicto bélico ha incidido de forma significativa sobre las perspectivas relativas al consumo de los hogares, que anticipan ahora una evolución menos favorable de sus rentas, de su posición patrimonial y de la situación económica general que antes de la guerra, de acuerdo con el estudio.
Además, la percepción de los hogares acerca de su acceso al crédito también se ha deteriorado desde el inicio de la guerra en Ucrania, en un contexto en el que, además, estos agentes anticipan un repunte en el coste de los préstamos en los doce próximos meses, en línea con la senda ascendente de los tipos de interés del mercado monetario.
Tras la guerra, la senda alcista que mostraban las perspectivas de los hogares sobre el avance de su gasto nominal se ha frenado y la brecha entre este avance y el previsto para sus rentas se ha ampliado respecto a principios de año.
Por ello, los hogares prevén absorber parte del aumento de precios mediante un ajuste a la baja en sus tasas de ahorro, en la medida en que dispongan de este margen de maniobra, ante un episodio de fuertes presiones inflacionistas como el actual.
LA INFLACIÓN ESPERADA SE HA TRASLADADO A SUS PERSPECTIVAS DE GASTO
El análisis del Banco de España muestra que la revisión al alza que, desde mediados de 2021, presenta la inflación esperada por los hogares se ha trasladado a sus perspectivas de gasto en términos nominales, que habían mostrado una tendencia alcista hasta la irrupción de la guerra.
En particular, entre junio de 2021 y mayo de 2022 se ha reducido sustancialmente, en 23 puntos porcentuales, la proporción de hogares que anticipan que el incremento de los precios a un año vista será del 2,5% o inferior. En el caso de las expectativas a tres años, la disminución entre esas fechas es significativamente menor, aunque también considerable (de 10 puntos).
En contraposición, ha aumentado el porcentaje de hogares que esperan tasas de inflación superiores al 7,5%, sobre todo en el horizonte de un año (18 puntos), pero también a tres años vista (7 puntos).
PEORES PERSPECTIVAS DE GASTO EN AUTOMÓVILES O EQUIPAMIENTO DE HOGAR
El incremento de la incertidumbre que ha conllevado la guerra en Ucrania se ha traducido en una revisión a la baja de las expectativas de gasto en bienes duraderos de los hogares. En consonancia con este patrón histórico, los consumidores han rebajado sus expectativas de gasto en equipamiento del hogar y en automóviles en los últimos meses.
En contraposición, las perspectivas relativas al gasto en vacaciones han mantenido un perfil de recuperación, incluso tras el estallido de la guerra, excepto en los hogares de menores ingresos, que disponen de un margen más pequeño para absorber los incrementos de inflación sin reducir sus niveles de gasto y se han visto más afectados por el repunte en los precios de la energía.
Por grupos de edad, las perspectivas de gasto nominal son, desde mediados de 2021, algo menos expansivas en los más jóvenes. Este patrón se ve condicionado, no obstante, por las tasas de inflación comparativamente menores que espera este grupo de agentes en comparación con los de mayor edad, y no se trasladaría a las expectativas de gasto en términos reales, según el Banco de España.
IMPACTO DEL ENCARECIMIENTO DE LA ENERGÍA EN HOGARES MÁS VULNERABLES
El análisis presentado por el Banco de España muestra también que, ante un aumento del gasto en energía consumida en el hogar, las familias con un colchón modesto de liquidez han reducido el gasto en otros bienes.
Estas familias son, mayoritariamente, las de rentas bajas, que, además, se ven más expuestas ante variaciones en el precio de la energía, dado que la factura energética absorbe una mayor proporción de sus ingresos.
En contraposición, los hogares que disponen de un mayor colchón de liquidez no han modificado de forma sustancial sus niveles de gasto en otras partidas, que habrían financiado mediante una reducción temporal de sus tasas de ahorro.