También lo ha hecho el recepcionista que trabajó la noche de los hechos en octubre de 2021
CÁCERES, 24 (EUROPA PRESS)
Los gerentes del restaurante y hotel Atrio de Cáceres, José Polo y Toño Pérez, han acudido este miércoles al Juzgado de Instrucción nº 4 de Cáceres para prestar declaración como testigos sobre el robo de las 45 botellas de vino que sustrajeron de su local en la madrugada del 26 al 27 de octubre de 2021.
También ha testificado el recepcionista que estaba trabajando la noche en la que se produjeron los hechos para dar su versión de lo sucedido y para responder a las preguntas de la jueza que instruye el caso, Aída María de la Cruz de la Torre, y de los abogados de las partes que se han interesado por si podrían reconocer a los posibles autores del robo, un hombre y una mujer que fueron detenidos a mediados de julio y que están internos en la prisión de la capital cacereña.
Ninguno de los tres ha querido hacer declaraciones a los medios a la salida de los juzgados, adonde han llegado minutos antes de las diez de la mañana. El primero en entrar en la sala de vistas ha sido el chef Toño Pérez y 45 minutos después lo ha hecho José Polo. El último en declarar ha sido el trabajador y mañana lo harán otros empleados que pudieron estar en contacto con los presuntos autores del robo, como camareros o la directora del establecimiento, entre otros.
Su presencia en los juzgados la había solicitado la abogada de los detenidos, Sylvia Córdoba, que según ha manifestado al termino de las declaraciones, los gerentes han explicado a la jueza que no podrían reconocer a los autores porque esa noche los trataron como a otros clientes y no se fijaron en nada especial.
Respecto a la posibilidad de llevar a cabo una rueda de reconocimiento, Córdoba ha explicado que “ningún testigo ha reconocido a los presuntos autores en Comisaría y ahora sería absurdo llevar a cabo esa prueba porque ha habido mucha exposición de sus rostros en prensa y en televisión con lo que estaría viciada esa diligencia y no se podría hacer”.
Córdoba ha indicado que los testigos han dado detalles de la noche de los hechos y la juez le ha hecho un requerimiento para que aporten la carta de vinos del restaurante, con el objetivo de determinar el valor de los caldos y poder hacer una peritación de lo sustraído de cara a una posible responsabilidad civil a la que se tengan que enfrentar los dos presuntos autores. Según los investigadores, las botellas robadas están tasadas en 1.648.500 euros.
Cabe recordar que según la acusación provisional del fiscal la pena que se les podría imponer a los dos detenidos podría llegar a los 6 años de prisión y el juicio se celebraría en la Audiencia Provincial de Cáceres. “Afortunadamente la instrucción va muy rápida”, ha dicho la letrada, que ha recurrido la denegación de la puesta en libertad de los detenidos una vez la jueza determinó que siguieran en prisión por riesgo de fuga.
VALOR SENTIMENTAL
A la pregunta de qué es lo que han declarado los gerentes de Atrio, la abogada de la defensa ha señalado que han hablado del cariño que le tenían a una de las botellas robadas, concretamente un Château d’Yquem de 1806, valorada en 310.000 euros, y han mencionado que “quizá ahora valga más por la historia del robo”, ha señalado Córdoba.
“Lo que más me ha llamado la atención es el amor que tenían hacia esa botella ya no por valor económico, que a lo mejor ya se ha visto resarcido, sino por el valor sentimental”, ha indicado la abogada que ha señalado que sus defendidos se encuentran “muy mal” por la exposición mediática a la que han sido sometidos, ya que se han publicado sus nombres y sus fotografías.
Además, la mujer tiene hipoglucemia y, según ha relatado la abogada, en la cárcel cacereña no puede seguir la dieta adecuada para su enfermedad, por lo que seguirá reclamando su puesta en libertad, a través de un recurso que ya se ha presentado a la Audiencia Provincial.
ROBO CON FUERZA
A los dos investigados en esta causa, una mujer de 29 años y nacionalidad mexicana, y un hombre de 47 años con doble nacionalidad rumana y neerlandesa, se les imputa un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público con la posible concurrencia de dos agravantes específicas, en concreto, el elevado valor económico y el valor cultural y artístico de lo sustraído, recogido, según reseña el auto de prisión, en los artículos 235.1, 235.5, 237, 238, 239, 241.1 y 241.4 del Código Penal.
Los presuntos autores fueron arrestados en Croacia durante una operación policial internacional tras emitir la Euroorden de detención el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Cáceres que instruye la causa.
Ambos fueron identificados por la Policía Nacional, principalmente por las imágenes de las cámaras de seguridad, a los tres meses de cometerse el delito, que se perpetró en octubre de 2021. Desde entonces, les siguieron la pista durante unos seis meses por varios países europeos hasta su detención en julio en Croacia cuando entraban en un vehículo por la frontera con Montenegro.
Según la policía, los presuntos autores son “especialistas” en este tipo de delitos, ya que él había sido detenido por casos similares de robos de botellas de vino o alcohol de alto valor en el mercado, y tiene causas pendientes de años anteriores en dos juzgados de Madrid, por haber robado un vino valorado en 39.000 euros de una bodega gourmet del barrio de Salamanca, entre otros. A la mujer no le constan antecedentes penales.
PASAPORTES FALSOS Y EN COCHE
Desde que se cometió el robo en el restaurante cacereño, que cuenta con dos estrellas Michelin y tres Soles Repsol, estuvieron viajando por Europa, utilizando pasaportes falsos y siempre en coche para no dejar rastro en los aeropuertos.
A los pocos días de cometer el robo se marcharon de España para visitar Rumanía y luego volvieron a España. Desde entonces se movieron por otros países y estuvieron en Croacia en varias ocasiones a donde volvían, tras visitar Montenegro, cuando fueron detenidos en el puesto fronterizo de Karasovi Sutorina.
Según confirmó la Policía tras su detención, la investigación de los hechos sigue abierta para dar con “el receptor último” de las botellas que fueron robadas y no se descarta que se pueda dar con el paradero de los vinos.
El robo se produjo en la madrugada del 26 al 27 de octubre cuando una mujer que se alojaba en el hotel cenó junto a un hombre y hacia la una y media de la madrugada pidieron algo de comer a la habitación. La persona encargada de recepción, con el ánimo de atenderles, fue a la cocina por si podía proporcionarles algo rápido para picar.
El objetivo de la petición era apartar al recepcionista del visionado de las cámaras, momento que aprovecharon para bajar a la bodega y perpetrar el robo. El hombre accedió a la bodega, cogió las botellas que metió en dos grandes bolsas y una mochila y ambos abandonaron a pie el hotel hacia las cinco de la madrugada.
El pasado mes de marzo, cinco meses después de los hechos, los gerentes del restaurante cacereño llegaron a un acuerdo con su compañía aseguradora para cobrar una cantidad por el robo de las botellas, que siguen sin aparecer.