MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Los centros de datos consumen al año más de 90TWh, una cifra circunscrita a la región que comprende Europa, Oriente Medio y África (EMEA), lo que genera un nivel de emisiones equivalente a unos 5,9 millones de vehículos.
Los centros de datos y las infraestructuras digitales suponen “una parte sustancial del consumo de energía en todo el mundo, con una considerable huella de carbono”, ha subrayado el , vicepresidente senior de Nutanix EMEA, Sammy Zoghlami.
El proveedor de soluciones para la computación en la nube ha examinado los efectos potenciales de las infraestructuras hiperconvergentes (HCI) sobre los costes energéticos y las emisiones de CO2 en el centro de datos, a partir de los resultados un estudio encargado a en marzo de 2022.
Precisamente, del estudio se extrae que el paso a HCI, junto con la automatización, los sistemas de refrigeración y el empleo de energías renovables, será clave para reducir el consumo de energía de los centros de datos y su huella de carbono.
En comparación con las plataformas informáticas tradicionales de tres niveles, las arquitecturas HCI de próxima generación podrían reducir el consumo de energía y la huella de carbono en aproximadamente un 27 por ciento al año, según ha destacado la compañía en una nota de prensa.
Actualmente, los centros de datos en consumen más de 90TWh al año, con un nivel de emisiones equivalente a unos 5,9 millones de vehículos (27 millones de toneladas de CO2e). En toda esta región, la HCI tiene el potencial de reducir el consumo de energía en 56,7 TWh y reducir las emisiones en 14,2 millones de toneladas de CO2e durante el período 2022-2025.
Nutanix apunta que los centros de datos en modelo de ‘co-location’ a gran escala (aquellos en los que los clientes pueden acceder a espacio, potencia, refrigeración y otros servicios de valor añadido), ofrecen un factor de eficacia del uso de la energía (PUE) mucho más bajo que las instalaciones tradicionales.
Estos centros de datos en ‘co-location’ podrían proporcionar acceso a la energía renovable a través de acuerdos de compra de energía a largo plazo (PPA) y así contribuir al objetivo de neutralidad climática sin tener que invertir en certificados de CO2.