MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Los bancos españoles han alcanzado su máximo de rentabilidad en este 2023, gracias a la “importante mejora” de los márgenes de intereses, las limitadas provisiones para insolvencias y la contención de costes, entre otros elementos, pero los factores favorables a la rentabilidad “se volverán desfavorables” en 2024, según las perspectivas para el próximo año elaboradas por Scope Ratings.
La firma indica que la revalorización de los depósitos y el ligero aumento del coste del riesgo podrían provocar un descenso “moderado” de la rentabilidad global, aunque cree que esta rentabilidad, junto con una calidad de los activos controlada y unas posiciones de capital adecuadas, seguirán respaldando el perfil crediticio de los bancos españoles en el año que viene.
Según los analistas de Scope Ratings, el principal motor de la rentabilidad en el tercer trimestre de 2023 ha sido, una vez más, el margen de intereses, que siguió creciendo, aunque a un ritmo “más lento” que en el segundo trimestre para la mayoría de los bancos.
“El importante componente de tipo de interés variable de las carteras de préstamos españolas permitió que continuara la revalorización de los activos tras las últimas subidas de los tipos de interés, mientras que el crecimiento de los préstamos en los mercados emergentes favoreció aún más el aumento del margen de intermediación”, señala.
Así, espera que la mejora del margen de intermediación continúe al menos durante el primer semestre de 2024, ya que las hipotecas a tipo variable siguen representando en torno al 68% del total.
Sin embargo, cree que la revalorización de los depósitos presionará sobre los márgenes de intermediación en 2024, puesto que los clientes minoristas “están cambiando cada vez más” las cuentas corrientes por depósitos a plazo.
Sobre esta cuestión, Scope Ratings indica que las salidas de depósitos de hogares y empresas continuaron en el tercer trimestre, aunque el panorama es “heterogéneo” entre entidades.
En España, en particular, el tercer trimestre frente al segundo mostró una tendencia positiva para Santander y Caixabank, con crecimientos de depósitos del 2,3% y 1,2%, respectivamente, mientras que BBVA y Sabadell mostraron salidas, con descensos del 0,9% y del 0,5%, respectivamente, pero a un ritmo menor que en trimestres anteriores. “Consideramos que se trata de un posible cambio de tendencia”, sostiene.
“Esperamos que esta volatilidad continúe durante un par de trimestres, debido a la necesidad de liquidez y de acceso al ahorro para hacer frente al endurecimiento de las condiciones económicas. Sin embargo, a diferencia de la reducción general de los depósitos a la vista en todos los bancos, se ha producido un cambio en la composición y un aumento intertrimestral constante de los depósitos a plazo como porcentaje del total de depósitos. Esto refleja las preferencias de los clientes por el ahorro con mayor remuneración”, explica.
A continuación, resalta que los bancos españoles han acelerado la transmisión de los tipos de interés oficiales a los depósitos a plazo hasta el 41% en el primer semestre de 2023 a nivel agregado, frente al 16,3% a finales de 2022, lo que debería ayudar a estabilizar la base de depósitos, aunque con un impacto “negativo” en los márgenes de interés netos. Por ello, la firma cree que se producirá una “ligera reducción” de ingresos en 2024.
CRÉDITO Y CALIDAD DEL ACTIVO
Por otro lado, los analistas de Scope Ratings, Carola A. Saldias Castillo y Marco Troiano, consideran que aumentará la brecha de comportamiento entre las operaciones domésticas e internacionales en 2024 debido, principalmente, a un mayor crecimiento de los préstamos en los mercados emergentes y ante la disminución de los volúmenes de créditos en España a medida que la demanda se ajuste a las menores expectativas de crecimiento y a unos tipos de interés que permanecerán elevados.
En este sentido, la firma espera que el crecimiento de la economía española en 2024 mantenga su resistencia y siga superando el crecimiento medio de la eurozona, aunque mostrará una desaceleración marginal hasta el 1,8%, desde el 2,3% de 2023.
En cuanto a la calidad de los activos, Scope Ratings señala que se ha mantenido estable: “Los cuatro bancos de nuestra muestra (Santander, BBVA, CaixaBank y Sabdell) presentan una morosidad inferior a la media del sector bancario español a septiembre de 2023, en parte como resultado de su combinación geográfica, pero también como reflejo de una gestión proactiva de las exposiciones”, asegura.
Sin embargo, cree que el descenso de la morosidad podría haber tocado suelo. De esta forma, espera cierto deterioro en el primer semestre de 2024 debido inicialmente a los préstamos al consumo y, finalmente, a las pymes “vulnerables” y a sectores empresariales específicos, a medida que el menor crecimiento y los altos tipos de interés afecten a la calidad del crédito.
En cambio, observa un “buen comportamiento” en las carteras hipotecarias a hogares debido a la fortaleza del mercado laboral.
En cuanto a los costes extraordinarios, el análisis apunta al impuesto extraordinario aprobado por el Gobierno para 2023 y 2024 y que ha sido “fácilmente absorbido” por el aumento de los beneficios, por lo que cree “poco probable” que afecte a los resultados en 2024.
El escenario base de Scope Ratings no contempla una prórroga del impuesto por un periodo de más largo. Sin embargo, afirma que la proliferación de impuestos sobre las ganancias inesperadas de los bancos en los países de la UE apoya su opinión de que a los bancos se les considera “cuasi utilities”. Por tanto, no descarta que, a medio plazo, surjan nuevas iniciativas que puedan mermar la rentabilidad de los bancos.
Por último, la firma espera la ratio de capital CET1 se mantenga “prácticamente sin cambios” en 2024, ya que el exceso de capital se gestionará activamente mediante mayores desembolsos a los accionistas. Señala que los beneficios seguirán generando capital orgánico, ya que el crecimiento de los activos ponderados por riesgo sigue siendo moderado, en un contexto de demanda limitada, mientras que el ‘pay-out’ podría incluso superar la formación de capital, “siempre y cuando las autoridades lo aprueben”, lo que conduciría a “una convergencia lenta, pero constante, hacia los objetivos de capital a medio plazo”.