BRUSELAS, 14 (EUROPA PRESS)
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea intercambiarán este jueves sus impresiones sobre la reforma de las reglas fiscales propuesta por la Comisión el pasado 26 de abril y, aunque no se espera que discutan aspectos concretos del expediente, tratarán de identificar posibles puntos comunes y también conflictivos.
En su reunión de este jueves en Luxemburgo, los ministros tendrán la oportunidad de comentar las principales prioridades políticas para las próximas negociaciones, centrándose en el camino a seguir de cara a cerrar un acuerdo antes de que acabe 2023.
Después de que la presidencia sueca lograse que el Consejo acordara unas conclusiones conjuntas que han guiado a la Comisión en su trabajo para completar el paquete legislativo, el testigo pasará el próximo 1 de julio a la presidencia española, que deberá conducir las negociaciones sobre el expediente.
La responsable de tratar de cerrar ese acuerdo será la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño –al menos hasta las elecciones anticipadas del 23 de julio–, quien ya ha manifestado que hará todo lo posible por lograr esta meta.
De hecho, su par alemán, Christian Lindner, manifestó la semana pasada en una entrevista a Europa Press y otras agencias europeas en la ‘European Newsroom’ que tiene plena confianza en el liderazgo de Calviño para encabezar la negociación en torno al regreso de unas normas fiscales que, tras cuatro años congeladas por al pandemia, volverán a exigir una reducción del déficit público por debajo del 3% del PIB y una deuda pública por debajo del 60%.
“Si alguien puede unirnos a todos, es ella”, afirmó el liberal alemán, que es también una de las principales voces críticas con la reforma propuesta por Bruselas, aunque ha defendido que no está solo ni “aislado” en su posición a favor de normas más austeras.
La propuesta de reforma de las reglas fiscales de Bruselas otorga un mayor poder a los gobiernos para decidir cómo cumplir estos objetivos, aunque exige un ajuste anual mínimo de déficit del 0,5% del PIB hasta llegar al 3%, mientras que plantea una reducción gradual de la deuda a lo largo de cuatro años, prorrogable hasta siete.
Pero, por su lado, Berlín defiende una reducción mínima de la deuda del 1% del PIB anual para los países con una deuda más elevada, como es el caso de España –que supera el 110,6% de previsión– y del 0,5% para aquellos menos endeudados, unos parámetros que considera plausibles a pesar de que algunos países los critican por ser demasiado frugales.
En el extremo contrario, otros como Italia y Grecia reclaman un mayor número de supuestos en los que se puedan incluir excepciones a los parámetros, en línea con la tradicional división de las economías del norte y el sur.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos, que reconocen la dificultad, pero también destacan la importancia del expediente, han explicado que la aproximación de España ha sido, desde el principio, la de intentar evitar esa separación norte-sur y, en su lugar, buscar “puentes de engranaje” entre distintas posiciones para lograr una composición conjunta del texto que pueda ser acordada por los Estados miembro.
En lo que respecta a las reclamaciones de Berlín, las mismas fuentes afirman que más que señalar los puntos en los que están aún “lejos” de la propuesta, la delegación alemana se ha mostrado “constructiva” en pos de un acuerdo que inciden que está “a tiempo” de poder cerrarse antes de finales de año mientras se avanza a nivel técnico.
EUROGRUPO
De forma previa, los ministros del ramo de la eurozona se reunirán este lunes para hacer balance del avance del proyecto del euro digital en base a una actualización oral de la Comisión Europea previa a la publicación de su propuesta legislativa, que se espera a finales de junio.
También el Banco Central Europeo (BCE) presentará la descripción de alto nivel del producto del euro digital, incluidos los aspectos relacionados con el modelo de compensación para esta nueva divisa digital.
Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el BCE y la Comisión expondrán sus puntos de vista sobre los resultados de los mercados europeos de capitales, mientras que los ministros ofrecerán sus primeras reacciones.
Esto sentará las bases para nuevos debates políticos sobre el futuro de la unión de los mercados de capitales, siguiendo el planteamiento acordado en el Eurogrupo en mayo, y sin perjuicio de los debates legislativos en el Consejo.