MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Las viviendas recibidas por herencia representan actualmente el 17% de la oferta disponible en el mercado tanto para vender o alquilar, porcentaje dos puntos superior al de 2022, según un estudio de Fotocasa Research sobre las viviendas heredadas en España.
De acuerdo con este estudio, los herederos suponen un 23% de quienes venden algún inmueble, porcentaje dos puntos superior al de 2022 e idéntico al de 2021, y un 11% de los que tienen la vivienda en alquiler. “Estos datos indican claramente que las viviendas recibidas por sucesión tienen más salida por el lado de la venta que por el lado del alquiler”, apunta Fotocasa.
El portal inmobiliario subraya, que ante la escasez del parque de vivienda, es positivo que las viviendas heredadas salgan al mercado, tanto al de compra como al del alquiler.
Sin embargo, Fotocasa señala que “la mayor tensión” ocurre en el arrendamiento, pues los herederos se alejan de problemáticas derivadas del alquiler y prefieren poner a la venta la vivienda, perdiéndose de este modo “una gran vía de ampliación de la oferta en alquiler”.
“La administración pública, en conjunto con el sector privado, debe trabajar para crear un clima de estabilidad, con seguridad jurídica para que el propietario tenga garantías al poner en alquiler esa vivienda, en vez de obrar en la dirección contraria con normativas poco acertadas como la Ley de Vivienda”, defiende María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Según el estudio del portal inmobiliario, existen dos motivos principales para que los herederos quieran vender en lugar de arrendar las viviendas recibidas por herencia: razones personales y evitar problemas en el cobro del alquiler.
Mientras que los motivos personales han perdido 18 puntos desde 2020, pasando del 50% de entonces al 32% actual, el no querer problemas con el pago del alquiler aumenta en 13 puntos, desde el 14% de 2020 al 27% de 2023.
A estos motivos principales le siguen otros dos con un porcentaje del 16%: la imposibilidad de asumir los costes que comporta la vivienda heredada y el hecho de que no existan beneficios fiscales que compensen los riesgos. Otra de las razones, con un 15% de respuestas, es su interés en comprar otra vivienda.
“Los vendedores que han heredado se diferencian del resto porque, entre sus motivos para la venta, le dan más importancia a los potenciales problemas del alquiler y a las dificultades para asumir los costes que genera una vivienda”, señala Fotocasa.
Al igual que el año pasado, el elevado precio y la labor de las inmobiliarias constituyen las principales dificultades para la venta por parte de los herederos vendedores. En ambos casos, el porcentaje de los que señalan ambos problemas alcanza el 22%, y en los dos casos éste es superior a los registrados en 2022, cuando fueron del 20% y el 17%, respectivamente.
En tercera posición se alega como dificultad para la venta la ubicación del inmueble heredado, circunstancia que, sin embargo, baja un punto en relación con 2022, al pasar del 15% al 14%.
Aunque estos argumentos permanecen relativamente constantes en el tiempo, Fotocasa advierte de que ha ganado terreno la desconfianza sobre los posibles inquilinos, alcanzando el 11%, dos puntos más hace un año, mientras que ha perdido fuerza la elevada cantidad de ofertas, desde el 15% al 13%.
MOTIVOS PARA ALQUILAR LA VIVIENDA HEREDADA
Por su parte, tres son los motivos principales para alquilar en lugar de vender la vivienda heredada: su uso como fuente de ingresos (45%); preferir que esté ocupada (38%) y la rentabilidad que ofrece el alquiler (31%).
Sin embargo, Fotocasa observa en las tres razones citadas un “notable descenso” respecto al año anterior, especialmente acusado en la preferencia por tener el inmueble ocupado antes que vacío.
Comparando los arrendadores herederos con el resto de los arrendadores, la única diferencia relevante que los primeros dan menos peso al alquiler como fuente de ingresos (45% frente al 62%).
El principal freno de los herederos arrendadores a la hora de alquilar la vivienda es la desconfianza hacia los posibles inquilinos (36%), seguido de la labor de inmobiliarias y agencias (24%), la disponibilidad de tiempo para enseñar la vivienda (18%) y la elevada cantidad de ofertas (12%).
De estas razones, la que experimenta una subida más potente es la atribuida a la acción de inmobiliarias y agencias, que ha subido en el último año desde el 11% al 24%.