La aplicación de este IVA superreducido supondría un ahorro de más de 500 millones al año
MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La Confederación Española de Detallistas de la Carne, Cedecarne, se ha pronunciado sobre el establecimiento de un precio máximo para los productos de primera necesidad como solución a la pérdida de poder adquisitivo y ha señalado que una medida “más efectiva” sería aplicar un IVA superreducido del 4% a la carne fresca, como ya tienen otros alimentos de primera necesidad, como son la leche, los huevos, las frutas, las verduras y el pan.
Actualmente, la carne fresca tributa en imposición indirecta al 10% de manera “incomprensible”, según Cedecarne, que ha estimado que el ahorro que supondría para las familias y consumidores la aplicación de este IVA superreducido sería de 500.591.200 euros al año, y teniendo en cuenta la población española (47,33 millones de personas), alcanzaría un ahorro de 10,76 euros per cápita.
Para una familia de cuatro miembros supondría un ahorro, solo en carne fresca, de aproximadamente 43 euros en la cesta de la compra.
“Como especialistas en un sector determinado, los comercios minoristas de la carne son monoproducto, es decir, que no pueden variar o regular sus márgenes encareciendo otro tipo de productos de una cesta de la compra variada, como pueden hacer otros formatos de la distribución, que sí son multiproducto y tienen la posibilidad de ofrecer a sus clientes otras líneas de productos, con distintas calidades, pudiendo así ajustar márgenes de beneficio”, ha señalado Cedecarne, que representa a más de 25.000 carnicerías y charcuterías en España.
Asimismo, ha afirmado que regular el precio máximo de venta supondría perjudicar gravemente al comercio minorista de la carne, ya que no tiene capacidad de negociar con los proveedores mayoristas al no comprar a volumen como sí pueden hacerlo otros formatos de la distribución, por lo que el margen se reduciría drásticamente o tendría que vender a pérdidas, algo imposible de asumir.
Otra de las graves consecuencias que tendría poner tope a los precios, según Cedecarne, es que distorsionaría la oferta, porque puede provocar el acaparamiento de productos por parte de los consumidores, que van a ir a precio a la hora de realizar sus compras de primera necesidad.