MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El coste de las medidas de apoyo a la producción y el consumo de combustibles fósiles aumentó “considerablemente” en 2022, ya que los países trataron de amortiguar el impacto de los elevados precios de la energía para los hogares y las empresas, según el análisis conjunto publicado este viernes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
De esta forma, ambas organizaciones han concluido que el coste fiscal del apoyo global a los combustibles fósiles en 82 economías casi se duplicó hasta alcanzar los 1,481 billones de dólares (1,362 billones de euros) en 2022, frente a los 769.500 millones de dólares (707.420 millones de euros) de 2021. Esto fue así porque los gobiernos instituyeron medidas para compensar los precios de la energía tras el estallido de la guerra de Ucrania.
El Inventario de Medidas de Apoyo a los Combustibles Fósiles de la OCDE calcula que las transferencias directas y los gastos fiscales asociados a las medidas de apoyo ascendieron a 427.900 millones de dólares (393.379 millones de euros) en 2022.
Además, la AIE calcula que los combustibles fósiles vendidos por debajo de los precios de mercado ascendieron a 1,127 billones de dólares (1,036 billones de euros), un 116% más en términos interanuales. Los aumentos fueron “considerables” en los sectores del petróleo, la electricidad y el gas natural.
En los países incluidos en el Inventario de la OCDE, las ayudas siguen dirigiéndose principalmente a los consumidores, entendidos como empresas y hogares, con el 81% del coste fiscal total de las medidas de apoyo, seguidas de las ayudas a los productores de combustibles fósiles, con un 16%. Las ayudas a los servicios generales representaron el 3% de la cuantía.
Las actuales estimaciones combinadas de la OCDE y la AIE abarcan 82 grandes economías, entre la OCDE, el G20 y otras 33 grandes economías productoras y consumidoras que representan alrededor del 85% del suministro total de energía del mundo.
El análisis también muestra una reactivación de las ayudas a la producción y el consumo de carbón, que alcanzaron los 36.100 millones de dólares (33.188 millones de euros) en 2022, un aumento del 60% desde 2013.
Entre ellas se incluyen los subsidios a la calefacción de los hogares que consumen carbón y los precios máximos del combustible como insumo para la generación de electricidad, sobre todo, en los países productores. También quedó contemplada la ampliación de la vida útil o el reinicio temporal de las centrales térmicas.
RECOMENDACIONES
Tanto la OCDE como la AIE han instado a los gobiernos a reformar las medidas de apoyo existentes para orientarlas hacia los más necesitados. “La falta de focalización aumenta los costes fiscales y tiende a beneficiar desproporcionadamente a los hogares más acomodados, que suelen consumir más energía”, han asegurado en el documento.
Por último, en términos más generales, las medidas no selectivas “distorsionan las señales de los precios”, contribuyendo así a que se sigan consumiendo combustibles fósiles.
Asimismo, reiteran la necesidad de eliminar progresivamente las ayudas ineficientes a los combustibles fósiles y la reorientación de la financiación pública hacia el desarrollo de alternativas bajas en carbono, junto con mejoras en la seguridad y eficiencia energéticas.