El Banco Central Europeo (BCE) no tiene prisa en plantearse cualquier cambio que implique un endurecimiento de su política monetaria, por lo que no ha discutido ningún cambio del ritmo de sus compras de activos, además de comprometerse a mantener los tipos de interés en su actual nivel, o más bajo, hasta que la inflación se consolide en línea con la nueva meta del 2%.
Tras anunciar a principios de julio las conclusiones de la revisión estratégica del banco central, incluyendo un cambio en la formulación del objetivo de estabilidad de precios del BCE, la institución ha modificado su orientación de futuro en el comunicado emitido tras la reunión del Consejo de Gobierno para alinearlo con la nueva estrategia.
De este modo, el Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés del BCE “continúen en sus niveles actuales, o en niveles inferiores, “hasta que observe que la inflación se sitúa en el 2% bastante antes del final de su horizonte de proyección y de forma duradera en el resto de dicho horizonte”, lo que podría implicar un período transitorio en el que la inflación sea moderadamente superior al objetivo.
“No diría que se trata de más bajo durante más tiempo, sino de una indicación de que nadie quiere endurecer prematuramente”, ha afirmado la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, donde ha recordado experiencias pasadas del banco central y ha advertido de que el endurecimiento prematuro de la política monetaria podría ir “en detrimento de la recuperación económica”.
Asimismo, la banquera central de la zona euro ha aclarado que los miembros del Consejo de Gobierno no han discutido en su reunión de julio acerca del ritmo de compras del programa antipandemia PEPP, por lo que estas seguirán llevándose a cabo a un ritmo sustancialmente superior al de los primeros meses de 2021.
“El PEPP no se ha discutido y cualquier discusión sería prematura”, ha zanjado la francesa al ser cuestionada sobre la duración del programa de emergencia establecido para abordar la amenaza de la pandemia, añadiendo que el Consejo de Gobierno del BCE no está formado por médicos, así que se fijará a la hora de evaluar el momento más adecuado para su retirada en cuál es la “traducción económica” de la evolución de la situación sanitaria.
En este sentido, ha subrayado que la institución evaluará las condiciones favorables de financiación y las perspectivas de inflación para modular el ritmo de compras amparadas por el PEPP, por lo que ha defendido que discutirlo ahora sería prematuro. “Tendremos nuestras nuevas previsiones en septiembre y será mejor ver qué proyecciones para la inflación hay”, ha añadido.
“La recuperación de la economía de la zona del euro va por buen camino. Pero la pandemia continúa proyectando sombras, especialmente porque la variante delta constituye una fuente creciente de incertidumbre”, ha advertido la presidenta del BCE, para quien “aún queda camino por recorrer antes de que se eliminen las consecuencias de la pandemia sobre la inflación”.
De este modo, a medida que la economía se recupere, se espera que la inflación aumente en el medio plazo, aunque se mantendrá por debajo de la meta del BCE, ha señalado, añadiendo que, si bien las expectativas de inflación a largo plazo han aumentado, siguen estando a cierta distancia del objetivo del 2%.
“Necesitamos preservar condiciones de financiamiento favorables para todos los sectores de la economía durante el período de la pandemia. Esto es fundamental para que el repunte actual se convierta en una expansión duradera y contrarreste el impacto negativo de la pandemia sobre la inflación”, ha defendido Lagarde.