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La tendencia actual al alza del nivel de precios es un fenómeno “en gran medida temporal” y, aunque hay “algunos factores que podrían conducir a presiones más fuertes” de lo esperado, el Banco Central Europeo (BCE) piensa que hay pocas “señales” que apunten a que ese “riesgo” se materialice según ha afirmado este lunes la presidenta de la institución, Christine Lagarde.
Durante su intervención ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, la francesa ha recordado que la inflación se elevó al 3% en agosto y se situará por encima de esta cifra en otoño, pero el instituto emisor sigue pensando que se trata de un fenómeno transitorio.
“Seguimos viendo este alza (de los precios) como algo en gran medida temporal”, ha dicho la presidenta del BCE ante los eurodiputados para después justificar esta tendencia al alza por el “fuerte incremento” del precio del petróleo, el fin de la reducción temporal del IVA en Alemania y los mayores costes derivados de la escasez de materiales y equipos.
Lagarde ha señalado a continuación que “el impacto de estos factores debería disiparse a lo largo del próximo año” en línea con las últimas previsiones de la institución, que apuntan a una inflación del 2,2% este año, del 1,7% en 2022 y del 1,5% en 2023.
En cualquier caso, la presidenta del BCE ha subrayado que hay “algunos factores que podrían llevar a presiones sobre los precios más fuertes de lo esperado actualmente”. Entre ellas ha citado la posibilidad de que la escasez de materias primas y otros equipos sea “más persistente” o que la inflación “resulte en unas demandas salariales” superiores.
“Pero vemos señales limitadas de este riesgo por ahora, lo que significa que nuestro escenario base sigue siendo una inflación que se mantenga por debajo de nuestro objetivo a medio plazo”, es decir, inferior al 2%.
Por otro lado, Lagarde ha asegurado que es “evidente” que la recuperación económica de la eurozona está “cada vez más avanzada” y esto se debe en parte a las “exitosas campañas de vacunación en toda Europa”, que han conducido a una relajación de las restricciones adoptadas para hacer frente a la pandemia.
Este hecho, ha explicado, ha apoyado un “repunta” de la actividad económica, en especial en el sector servicios, que ha sido “el mayor golpeado” durante la crisis. En consecuencia, la economía de la zona euro se expandió un 2,2% en el segundo trimestre del año, “más de lo anticipado” y el BCE espera un “fuerte crecimiento” en el segundo semestre.
Esto supondría que al final de año se haya superado el nivel de PIB anterior a la pandemia, un paso que queda reflejado en las últimas proyecciones de crecimiento del BCE, que apuntan a un crecimiento del 5% en 2021, que después se reduciría hasta el 4,6% en 2022 y al 2,1% en 2023.
No obstante, la presidenta del BCE ha remarcado en la Eurocámara de que las perspectivas económicas “siguen siendo inciertas y dependen fuertemente en la evolución de la pandemia”, aunque los riesgos están “equilibrados”.