BRUSELAS, 13 (EUROPA PRESS)
Las previsiones de invierno de la Comisión Europea han evidenciado este jueves que la Unión Europea (UE) salvó “por poco” la recesión económica que auguraba el pronóstico de otoño al evitar la contracción del cuarto trimestre y logrando una tasa de crecimiento anual en 2022 del 3,5%, tanto en la UE como en la zona del euro, y dejando atrás un pico de inflación del 9,2%.
Bruselas estimaba que el conjunto de la Unión Europea (UE) entraría en recesión técnica entre el cierre del 2022 y el inicio de 2023, ya que se esperaba que la mayoría de Estados miembro encadenase dos trimestres consecutivos de contracción en su economía.
En concreto, la UE preveía encadenar un -0,5% al final de 2022 y un -0,1% de contracción en los primeros tres meses de 2023, pero, desde otoño la economía de la UE ha experimentado una serie de avance avances positivos como la caída del precio de referencia del gas europeo por debajo de su nivel anterior a la guerra, debido al fuerte descenso del consumo de gas y a la continua diversificación de las fuentes de suministro.
Todo ello ha contribuido a que, a pesar de la crisis energética y la consiguiente inflación récord, la ralentización del tercer trimestre fuese más leve de lo estimado mientras que, en el cuarto, logró un estancamiento, en lugar de la contracción del 0,5% prevista en otoño.
La tasa de desempleo de la UE se mantuvo en diciembre en su nivel más bajo de todos los tiempos (6,1%) y tres meses de descenso de las tasas de inflación han confirmado que, como se preveía en otoño, el pico del 9,2% –una décima por debajo del 9,3% previsto– ha quedado atrás.
Las previsiones apuntan también a que la confianza económica ha seguido mejorando, lo que sugiere que la actividad económica evitará una contracción también en el primer trimestre de de 2023, lo que permitirá a la economía de la UE escapar “por poco” de la recesión que se preveía en otoño.
Sin embargo, el Ejecutivo comunitario ha advertido de que la economía de la UE aún tiene retos por delante, como inflación subyacente, que siguió aumentando en enero, al tiempo que consumidores y empresas siguen teniendo que hacer frente a los elevados costes de la energía.