MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
La transición hacia un sistema energético descarbonizado podría multiplicar de cuatro a seis veces la demanda actual de los minerales críticos, necesarios para las nuevas tecnologías bajas en carbono, como las placas fotovoltaicas o las baterías, según el informe ‘Transición energética y minerales críticos’, elaborado por el catedrático Mariano Marzo y publicado por Fundación Naturgy.
Por ello, el documento abogó por estrategias globales que permitan garantizar el suministro de estos minerales para evitar que la transición energética se ralentice.
En este sentido, Marzo consideró “ingenuo pensar que, en un sistema electrificado y con un gran protagonismo de las renovables, las preocupaciones sobre la volatilidad de los precios y la seguridad del suministro van a desaparecer”.
En concreto, el estudio estimó que los minerales críticos pasarían de representar un 11% del total del valor del comercio internacional de materias primas energéticas en 2019, al 47% en 2050, mientras que los combustibles fósiles evolucionarían en sentido inverso, pasando de un 89% a un 18%.
De esta manera, el informe puso especial énfasis en la problemática existente en torno a su seguridad de suministro, ya que subrayó que sin cadenas de suministro seguras y resilientes de estos minerales y sus productos derivados, las transiciones energéticas “corren el riesgo de volverse más lentas y costosas”.
Desde 2010, debido a la penetración de las renovables en el ‘mix’ energético, “la cantidad promedio de minerales necesarios por unidad de capacidad de generación eléctrica ha aumentado en un 50%”, añadió el documento, que, por ejemplo, destacó que un coche eléctrico multiplica por seis las materias primas minerales utilizadas por un automóvil convencional (con motor de combustión interna) y una planta eólica requiere nueve veces más minerales que una central de ciclo combinado de gas natural.
Así, la descarbonización puede generar una gran dependencia de materiales como litio, níquel, cobalto, manganeso, grafito, como o aluminio, esenciales para las baterías, turbinas eólicas, motores de coches eléctricos o redes eléctricas.
Por ello, estas materias primas representan un elemento significativo en la estructura de costes de muchas de las tecnologías, ya que, por ejemplo, duplicar los precios del litio o del níquel se traduciría en un incremento del 6% en el coste de las baterías, afirmó el estudio.
“La realidad es que, hoy en día, los planes de suministro e inversión en minerales críticos a escala global contemplan una actuación gradual, a todas luces insuficiente para mitigar el cambio climático, no están pensados para impulsar una transición energética acelerada, y presentan múltiples vulnerabilidades que podrían incrementar las tensiones en los mercados y la volatilidad de precios”, dijo Marzo.
CHINA.
Además, el catedrático advirtió de que China encabeza de forma destacada “esta competición”, por lo que consideró que la posibilidad de que este país llegue a controlar la geopolítica de las cadenas de suministro de los minerales críticos y, por extensión, las de las tecnologías energéticas bajas en carbono, “es real”.
Para evitarlo, la Unión Estratégica y cada uno de sus estados miembros debe marcarse como “un objetivo estratégico” el reforzar la seguridad de suministro de los minerales críticos.