Estudio advierte de que el escudo social pudo funcionar en el corto plazo, pero que las deudas se están acumulando
MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
La pobreza energética en España empeoró en 2020, en plena pandemia, desde la perspectiva de confort térmico percibido en el hogar o del retraso en el pago de facturas, según los datos del informe ‘Indicadores de pobreza energética en España 2020. Más allá de los índices oficiales’ realizado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas.
El estudio destaca que la realidad de la pobreza energética se ha vuelto “más compleja” durante el año 2020 debido a la situación de confinamiento doméstico por la pandemia, y plasma una evolución desigual en 2020 con respecto a 2019.
En este sentido, Efraim Centeno, director de la cátedra, señala que “existen diferencias geográficas muy significativas, siendo las comunidades del sur las más afectadas”.
Uno de los nuevos indicadores calculado por Comillas saca a la luz un porcentaje muy significativo de pobreza energética oculta tanto en 2019 (25%) como en 2020 (21%), convirtiéndose así en la dimensión de la pobreza energética con mayor incidencia.
El informe también señala que en 2020 un 10,9% de los hogares no pudieron mantener una temperatura adecuada en invierno, frente al 7,6% del año anterior.
En lo que respecta al indicador de retraso en pagos, el estudio indica que experimentó un empeoramiento muy notable, pasando del 6,6% en 2019 al 9,6% en 2020.
ESCUDO SOCIAL.
Respecto al escudo social aprobado por el Gobierno en plena pandemia, considera que ha ayudado a evitar que los consumos energéticos de personas vulnerables se hicieran aún menores. Sin embargo, advierte de que los niveles de pobreza energética que muestran los indicadores subjetivos -percepción del confort térmico y el nivel de impagos-, aumentan.
Además, en este sentido, el informe subraya que el incremento del indicador de retraso en pagos indica que el escudo social pudo funcionar en el corto plazo, pero que las deudas se están acumulando.
Así, advierte de que es “muy urgente” atender a esta realidad para evitar que esta situación de deuda “se cronifique y termine conllevando antes o después el corte de suministro”.
“Es cierto que, en este sentido, la novedad que incorpora el Suministro Mínimo Vital, que extiende seis meses más la moratoria decortes, permite cierto respiro, pero no soluciona el problema en el largo plazo. Habrá que estar muy atentos a la evolución de este indicador en los próximos dos años para ver cómo está evolucionando la deuda energética de las familias vulnerables en nuestro país”, añade al respecto.