Julius Baer apunta a movimientos especulativos como explicación
MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
La onza de oro troy, activo refugio por antonomasia, ha perforado este jueves sus máximos históricos al rebasar los 2.200 dólares tras conocerse en la víspera la decisión de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos de mantener los tipos de interés en la horquilla del 5,25-5,5% y aunciar tres bajadas este año.
Según los datos del mercado consultados por Europa Press, la onza de oro ha estado cotizando durante la mayor parte de la jornada por encima de los 2.200 dólares con alzas de más del 1%, sin embargo, por la tarde se moderaban los ascensos y regresaba a los niveles de cierre de ayer, en torno a los 2.185 dólares.
En lo que va de año, el oro acumula una revalorización de casi el 6%, si bien los avances se han concentrado especialmente este mes -sólo en las tres semanas que van de marzo sube más de un 6%- al son de las declaraciones y movimientos de los bancos centrales a propósito de cuándo y con qué intensidad llegarán los tipos de interés.
En ese sentido, el oro rompió durante varias jornadas en el arranque de este mes sus máximos históricos al aproximarse al nivel de los 2.200 dólares, hito que finalmente ha logrado hoy.
El movimiento de la onza de oro ha sorprendido al mercado tras el carrusel de reuniones de los bancos centrales -la gran mayoría ha dejado los tipos sin variación-, especialmente al hilo del turno de la Fed.
Esto se debe a que el oro cotiza en dólares, por lo que al mantenerse elevado el ‘precio del dinero’ (los tipos de interés) debería devaluarse el precio del metal y viceversa, según la teoría clásico.
Bajo la misma línea argumental, el director de inversiones de Julius Baer, Yves Bonzon, ha puesto el foco en la dificultad para explicar la actual fortaleza del oro ya que ninguno de los motores tradicionales de los precios del oro -el dólar estadounidense, los rendimientos reales de los bonos estadounidenses y la aversión al riesgo de los inversores- se encuentra actualmente en su lugar.
Por ello, ha apuntado que la demanda real de inversión en oro, reflejada en las tenencias de productos de inversión respaldados físicamente, no ha seguido el ritmo de la subida de precios, lo que sugiere que “la posición especulativa en el mercado de futuros está impulsando los precios al alza, cuestionando así la durabilidad del episodio actual”.
Asimismo, ha indicado que el metal dorado estaría “imitando” la reciente evolución de los precios del bitcóin, al que consideran su “sustituto digital”.
Previamente a esta racha, habría que remontarse al pasado 4 de diciembre, cuando tocó los 2.135 dólares, para encontrar los máximos de la onza de oro.
A principios de mes, desde la misma entidad apuntaban que, salvo por una recesión en Estados Unidos y un giro de la política monetaria estadounidense en forma de recortes de tipos, “los precios del oro están sobre una base inestable y hay más desventajas que ventajas a medio y largo plazo; dicho esto, los riesgos de precio a corto plazo están sesgados al alza”.
Por su parte, el gestor de inversiones, oro y plata de Jupiter AM, Ned Naylor-Leyland, explicó a principios de marzo que una de las principales razones de la resiliencia del oro se encontraría en la acumulación de oro por parte de los estados.
En ese sentido, cifró que los bancos centrales globales compraron 1.037 toneladas durante 2023, el segundo total anual más alto registrado. Asimismo, apuntó que los flujos de lingotes también han sido particularmente fuertes en el Este a la vista de las recientes retiradas de la Bolsa de Oro de Shanghái (una manera de medir la demanda total en China), que ha alcanzado el nivel más alto desde julio de 2015.
Con todo, apuntó que pese a la fuerte demanda de Asia, los inversores occidentales “permanecen en gran medida al margen, como evidencia la caída de los ETFs de oro”.
La cotización del oro resurgió con fuerza por el regreso a primer plano del conflicto palestino-israelí, en tanto que desde el pasado 7 de octubre -día del ataque de la milicia islamista Hamás sobre territorio israelí- el metal acumula una revalorización de más del 15%.
De esta manera, impulsado por los riesgos geopolíticos y la compra masiva por parte de los bancos centrales, el oro alcanzó a principios de diciembre una nueva cota para sus registros históricos por encima de los 2.100 dólares.
Anteriormente a esa racha alcista del pasado otoño, la última vez que el oro cotizó por encima de los 2.000 dólares fue en mayo de 2023 por la tensión en el conflicto ucranio y los coletazos derivados de la crisis de la banca regional estadounidense, así como la quiebra de Credit Suisse del pasado marzo, de tal manera que su valor alcanzó un valor de 2.063 dólares a principios de mayo.
Con todo, el anterior máximo histórico del oro -previo al del pasado diciembre de 2023- se produjo el 7 de marzo de 2022, cuando la onza tocó los 2.075 dólares, por el comienzo dos semanas antes de la invasión rusa de Ucrania. A su vez, también rondó esos niveles en agosto de 2020 tras el estallido de la pandemia.