Ve “optimista” el cuadro macro del Gobierno y enumera siete incertidumbres para la economía
MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ve probable que el impacto del repunte de la inflación sobre la renta disponible de los hogares, la intensificación de los cuellos de botella y la extensión reciente de los contagios del coronavirus en muchos países europeos redunden en una ligera revisión a la baja de las tasas de crecimiento trimestral del PIB en el último trimestre de 2021 y al inicio de 2022.
El Banco de España, en coordinación con el resto del Eurosistema, publicará unas nuevas proyecciones macroeconómicas en el mes de diciembre. En ellas se plasmará una revisión significativa a la baja del crecimiento del año corriente en España y, en menor medida, también del correspondiente a 2022.
Esto responde a que la cifra de crecimiento del PIB del segundo trimestre de este año ha sido revisada fuertemente a la baja por el INE, desde un 2,8% inicial hasta un 1,1%, y a que el aumento del producto de la economía en el tercer trimestre habría sido del 2%, según la estimación preliminar, en lugar del 2,5% que el Banco de España preveía en septiembre.
Ante estas perspectivas, el gobernador considera que el cuadro macroeconómico del Gobierno incluido en los Presupuestos Generales del Estado de 2022 es “optimista” y ha advertido de que la recuperación de la economía española, aunque gradual, es “incompleta y heterogénea”.
“La recuperación es incompleta desde el punto de vista del PIB”, ha asegurado el gobernador durante su intervención en la Comisión de Presupuestos en el Senado, donde ha señalado que España no alcanzará los niveles precrisis hasta el primer trimestre de 2023, de acuerdo con las previsiones de los analistas.
En concreto, las perspectivas en los próximos meses dependen, sobre todo, de unos siete focos de incertidumbre relacionados con la evolución de la pandemia, la fortaleza del consumo de los hogares, la recuperación del turismo, el despliegue de los fondos europeos, la cicatrices de la crisis sobre el tejido empresarial, así como la persistencia de los cuellos de botella y del actual episodio de inflación.