MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) ha informado este martes de que el sector bancario de la Unión Europea se ha mantenido “resiliente” a pesar de las tensiones financieras del pasado marzo a cuenta de la quiebra del Silicon Valley Bank en Estados Unidos y la fusión de Credit Suisse y UBS patrocinada por el Estado suizo.
Según el informe publicado sobre la salud del sector y los riesgos que encara, la capitalización permanece “elevada”, con una ratio de capital CET1 ‘fully-loaded’, la que mide los activos de mayor calidad, en máximos históricos del 15,9%. La rentabilidad subyacente, destaca la EBA, habría permitido a las entidades el reparto de dividendos y recompras de acciones.
Por otro lado, el retorno sobre capital (RoE, por sus siglas en inglés) ha alcanzado una media del 11% entre los bancos de la muestra, su mayor número desde la gran crisis financiera de 2008-2009.
“Aunque esta recuperación ha sido generalizada, algunos bancos se han beneficiado más que otros en función de su modelo de negocio o de su estructura de activos y pasivos”, ha explicado el regulador paneuropeo, que también ha mencionado que los gastos administrativos de las entidades crecerá por las presiones salariales, a las que podrían sumarse “potencialmente” ciertos deterioros.
En este sentido, los elevados tipos de interés han contribuido a la ampliación de los márgenes de interés de los bancos, pero la EBA ha subrayado que esta tendencia “puede haber alcanzado un punto de inflexión”.
Asimismo, la ratio de apalancamiento se incrementó en 40 puntos básicos y alcanzó el 5,7%, mientras que los niveles de liquidez cayeron al 160,9% desde el 164,9% previo, si bien continúa en niveles “altos” a pesar de la tendencia hacia la normalización tras las elevadas cifras que se anotaron durante la pandemia.
El coste de financiación en los mercados se ha encarecido en sintonía con el endurecimiento monetario acometido por el Banco Central Europeo (BCE), pero la remuneración de los depósitos ha seguido siendo relativamente “baja”. Sin embargo, la EBA ha indicado que podría subir en el futuro.
De su lado, la calidad de los activos permanece “robusta” y “relativamente estable”, con evidencias “limitadas” de deterioro de activos a pesar del pobre cuadro macroeconómico y de tipos altos, que está haciendo emerger “focos aislados de riesgo”.
En todo caso, la EBA también ha puesto su foco en los préstamos fallidos o dudosos (NPL, por sus siglas en inglés). Así, para junio de 2023, la tasa se situó en el 1,8%, idéntica cifra a la de un año antes, por 361.000 millones de euros.
Además, el regulador ha avisado que el porcentaje de préstamos situados en la conocida como ‘fase 2’, cuando están en vigilancia especial o riesgo de impago, fue del 9,1% al terminar el segundo trimestre.
Esta tasa es cuatro décimas inferior a un año antes, por lo que se alejó de la anterior marca, la mayor registrada desde que se empezó la serie histórica en 2018, aunque sigue muy por encima del 6,5% registrado en 2019, justo antes de la pandemia. En concreto, el volumen absoluto de préstamos en dicha ‘fase 2’ superó los 1,4 billones de euros, un 3% menos.
DIAGNÓSTICO MACRO
La EBA ha explicado que el crecimiento económico de la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo (UE/EEE) se ha estancado en 2023 y las perspectivas siguen siendo “inciertas”, al tiempo que las presiones inflacionistas han resultado “persistentes” a pesar de la bajada de los precios de la energía.
Se espera que la inflación se mantenga por encima de los objetivos de los bancos centrales en los próximos trimestres dado que los riesgos geopolíticos han aumentado en Ucrania y Oriente Medio, pero, también, en el Cáucaso o entre China y Taiwán. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos, Europa y China se sumarían a la incertidumbre general.