MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
La brecha salarial de género ajustada, aquella que mide la diferencia porcentual en salario entre hombres y mujeres con todas sus características y trata de buscar una medida de diferencias en remuneración por el mismo trabajo realizado, se incrementó en 2018 hasta el 13,3%, el primer dato ascendente en el siglo XXI, según Fedea.
El informe de Fedea, elaborado por Brindusa Anghel y J. Ignacio Conde-Ruiz, se basa en la Encuesta de Estructura Salarial (EES) de 2018, de la que extrae características socioeconómicas de los trabajadores, como el sexo, la edad, el nivel educativo y la experiencia, y, también, las características del empleo y de la empresa, que incluyen su tamaño, el tipo de contrato, el tipo de jornada, la ocupación y el sector de actividad.
Anghel y Conde-Ruiz concluyen, tras comparar esos datos con los de años anteriores, que en 2018 se truncó la senda descendiente en la brecha salarial de género ajustada, que pasó del 12,7% en 2014 al 13,3% en 2018, 0,6 puntos porcentuales en cuatro años.
Los autores del estudio piden tomar estos resultados “con cautela, pues estadísticamente no se puede rechazar la hipótesis de que los coeficientes del año 2014 y del año 2018 sean iguales”.
“No hemos encontrado una explicación convincente de por qué en el años 2018 aumentan las brechas de genero salariales por primera vez desde que entramos en el siglo XXI. Hasta el año 2014, se había producido un avance importante, reduciéndose un tercio de la brecha salarial”, apuntan Anghel y Conde-Ruiz.
NO DESCARTAN QUE SEA UN HECHO PUNTUAL
Una de las razones que barajan es que el mercado laboral impide a las mujeres seguir avanzando en el proceso de convergencia salarial, aunque tampoco descartan que se trate de “un hecho puntual” en un momento, el año 2018, en el que España acababa de recuperar el nivel de producción previo al estallido inmobiliario de la Gran Recesión de 2008.
Ante estas dudas, los autores del informe recomiendan esperar a la siguiente ola de la EES, correspondiente a 2022, “para confirmar si la brecha se mantiene igual, sigue reduciéndose o se trata de un cambio de tendencia”.
PEOR SITUACIÓN QUE LOS HOMBRES EN TÉRMINOS SALARIALES
Las variables analizadas en el informe de Fedea reflejan que las mujeres se encuentran en peor situación salarial que los hombres, a pesar del esfuerzo educativo de las mujeres menores de 50 años, con niveles de formación muy superiores a los de los hombres de su generación.
Las mujeres sufren una tasa de paro mayor, menor tasa de empleo y más precariedad laboral, presentan brechas salariales negativas en todas las dimensiones y están infrarepresentadas en los puestos de responsabilidad.
Por grupos de edad, el trabajo de Anghel y Conde-Ruiz muestra un incremento de la brecha salarial ajustada con la edad. En el año 2018, los hombres de menos de 30 años tuvieron, en promedio, un salario un 6,8% mayor que los de las mujeres. Ese porcentaje subió al 15,2% en el grupo de mayores de 50 años.
Una explicación “plausible” de esta amplificación podría ser la maternidad, aunque desde Fedea precisan que si bien la EES es muy detallada, no da información sobre el número de hijos, por lo que “no es posible estimar el efecto que la maternidad tiene sobre la brecha salarial”.
El único grupo de edad en el que se invierte la tendencia es en el de mayores de 59 años, donde la brecha ha pasado del 17,2% al 15,2%.
Si se analiza el nivel educativo, Fedea destaca que aumenta la cualificación de las mujeres, pero el diferencial salarial sigue a favor de los hombres en todas las etapas de formación.
De esta forma, una mujer con estudios primarios tuvo unos ingresos un 13% por debajo que los de un hombre en 2018. La brecha fue del 14,2% para los trabajadores con educación secundaria y del 12,1% para el grupo con estudios universitarios.
Asimismo, la antigüedad en la empresa también afecta a la remuneración de las mujeres. En 2018, una mujer con las mismas características que un hombre ganaba un 8,2% menos que él si llevaba menos de un año en la empresa. El porcentaje se disparaba al 15,8% cuando ambos trabajaban en esa compañía desde hace más de siete años.
En el caso de las brechas por ocupación, Anghel y Conde-Ruiz encuentran que las mujeres en el año 2018 están subrepresentadas en las posiciones de directoras y gerentes, técnicas y profesionales de apoyo, artesanas y trabajadoras cualificadas, y operadoras de maquinaria, mientras que existe una sobrerrepresentación femenina entre técnicas y profesionales científicas, empleadas administrativas, trabajadoras de servicio, restauración y personales; y trabajadoras no cualificados.
Las brechas salariales ajustadas más altas se encuentran en la ocupación de Artesanos y Trabajadores Cualificados, con una diferencia del 24,3%, y en la de Operadores de maquinaria, con un 18,2%, ambas caracterizadas por tener muy poca proporción de mujeres.
Por sectores de actividad también hay numerosas diferencias en cuanto a la brecha salarial ajustada. En 2018, las mujeres estaban subrepresentadas en las industrias extractivas, las manufacturas, la producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua, la construcción y el transporte y almacenamiento. Asimismo, ese año estaban sobrerrepresentadas en hostelería, intermediación financiera, educación, actividades sanitarias y otras actividades sociales.
En el año 2018, en todos los sectores las brechas fueron negativas para las mujeres, en particular en las manufacturas, con un 20,1%, en la producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua, un 19,2%, y en intermediación financiera, un 17%.
Además, en 2018, por primera vez en la serie histórica, las brechas de género ajustadas aumentaron en sectores como educación, comercio y hostelería.
Anghel y Conde-Ruiz también estudian en este informe de Fedea la brecha salarial ajustada en función del tipo de contrato y de la jornada laboral. Por tipo de contrato, en el caso de los contratos indefinidos, la brecha salarial en 2018 era de un 14,3%, mientras que en los contratos temporales era del 9,1%. De esto se concluye, que los hombres ganan un 14% más si tienen un contrato indefinido y un 9% si el contrato es de carácter temporal.
En la evolución temporal, las brechas de género ajustadas por tipo contrato se estaban reduciendo hasta la última ola en el año 2018, cuando aumentaron un 3,5% en los contratos indefinidos y un 16% en los contratos temporales.
Por tipo de jornada, la brecha salarial fue mayor en el caso de los trabajadores con jornada a tiempo completo, un 13,7% en el año 2018, frente a un 11% para los trabajadores con jornada a tiempo parcial. La presencia de las mujeres es mucho más alta en los contratos con jornada a tiempo parcial, un 66,6%, que en los contratos con jornada a tiempo completo, un 41,2%.