MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Latinoamérica posee una parte significativa de las reservas mundiales de los minerales críticos que serán necesarios en la transición energética que está transformando la economía global, de acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución.
Sin embargo, la región se enfrenta a debilidades estructurales que lastran su potencial de crecimiento como un entorno empresarial difícil, el acceso limitado a la tecnología, la elevada desigualdad socioeconómica, ciertas incertidumbres para la inversión que incluyen la nacionalización de los recursos, y una integración limitada en las cadenas de suministro mundiales.
El gran reto para la minería en Latinoamérica será ampliar sus actividades de forma sostenible. Para capitalizar su potencial minero, la región necesitará adherirse a altos estándares ASG para prevenir, mitigar y restaurar sus impactos sociales y ambientales adversos.
Además, para garantizar su cumplimiento a lo largo de toda la cadena de valor, será necesario incluir a los reguladores del sector, a los gobiernos locales y nacionales y establecer un diálogo con las poblaciones locales, especialmente los pueblos indígenas para obtener una “licencia social para operar”.
INTERÉS DE ESTADOS UNIDOS Y EUROPA
El impulso de la minería en Latinoamérica responde a los intereses estratégicos de Estados Unidos y Europa, que buscan reducir su dependencia de China, que representa la casi totalidad de la capacidad mundial de refinado de minerales críticos como el grafito y el manganeso y es el primer procesador mundial de litio y cobre, extraído principalmente en Latinoamérica.
Estados Unidos aprobó en 2022 la Ley de Reducción de la Inflación que fija que, para 2027, el 80% de los minerales críticos y los componentes de las baterías de los vehículos eléctricos deben extraerse o procesarse en Estados Unidos o países con los que mantenga acuerdos de libre comercio. Eso incluye a Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú o República Dominicana.
Otro ejemplo es el memorando de 2023 entre Chile y la Unión Europea para establecer una asociación estratégica sobre cadenas de valor sostenibles de materias primas.
Se prevé que los ingresos de Latinoamérica procedentes de la producción de minerales críticos aumentarán aproximadamente un 50% para 2030 y otro 33% para 2050. La Agencia Internacional de la Energía estima que en 2050 los ingresos por la producción de minerales críticos superarán ampliamente los generados por los combustibles fósiles.