MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
La Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) apuesta por apoyar a la mujer rural apostando por romper la brecha digital en un momento de crisis alimentaria mundial ya que la inflación, los precios de la energía, las secuelas de la pandemia, la guerra de Ucrania y el cambio climático amenazan la producción en muchas regiones agrícolas y han supuesto un aumento del precio de los alimentos en el mundo de un 23% en 2021, según expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el Día Internacional de la Mujer Rural, que se celebra este 15 de octubre, la Fundación añade que, para que los derechos de este colectivo estén garantizados y el valor económico de su trabajo, remunerado y no remunerado, sea reconocido, hay que apostar por un desarrollo inclusivo y sostenible, como señala la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En este punto, el departamento de Research de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) señala que la brecha digital se plantea como uno de los principales retos, ya que la posibilidad de contar con acceso a internet de calidad será determinante y constituye un acelerador del desarrollo de las zonas rurales. Las desigualdades de acceso a la información, al conocimiento y a la educación pueden disminuir promoviendo la inversión en infraestructuras tecnológicas y en capacitación y formación, añaden.
En América Latina y el Caribe, 59 millones de mujeres viven en zonas rurales, 20 millones son parte de la población económicamente activa y 4,5 millones son productoras agrícolas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En la actualidad, la FMBBVA atiende a casi 3 millones de emprendedores de escasos recursos. De ellos, el 57% son mujeres y de estas, 1 de cada 3 vive en zonas rurales.
“En 2021 hemos atendido a más emprendedoras rurales (27% frente al 25%) y, sobre todo, más jóvenes (41% frente al 21%)”. La mayoría de ellas trabajan en fincas familiares sin recibir remuneración. Su trabajo se considera una ‘ayuda’ y se suma a las horas que dedican alas tareas domésticas y a los cuidados, lo que supone una limitación clara a su participación en la economía”, detalla la responsable de Sostenibilidad Medioambiental y Empoderamiento de la Mujer de la FMBBVA, Laura Fernández Lord.
A pesar de todo, las mujeres del entorno rural en América Latina salen adelante. Como la panameña Arminda Rosas Vásquez, que se dedica a la cría de ganado y venta de leche, y que lanza un mensaje claro y contundente: “Mujeres al poder. Tenemos que despertar”.
Arminda explica que los comienzos no fueron fáciles: “Yo empecé con un quiosquito, pero luego conseguí un préstamo para comprar una finca y vacas de ordeño… Después un semental y ahora formo parte de una cooperativa donde solo somos dos mujeres. Pero yo animo a las mujeres a estar en donde se tomen las decisiones”.
Aunque reconoce que la pandemia ha complicado mucho las cosas y la situación actual no ayuda, ya que ha notado la subida de precios de los alimentos, que le ha obligado a diversificar el negocio, cree que la tecnología puede ayudarle a afrontar este momento. Por ello, acaba de comprar un ordenador, sobre todo con la ilusión de aprender.
“Podemos usar la tecnología para adquirir conocimiento; aunque no se tengan muchos estudios, siempre es posible aprender, asistir a un seminario, a una capacitación… hay que hacerlo y aplicar lo queaprendemos para mejorar el negocio. El futuro es junto a las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes”, subraya.
Según el informe ‘Gender Snapshot 2022’ elaborado por ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (ONU DESA), se necesitarán hasta 286 años para cerrar las brechas en la protección legal y eliminar las leyes discriminatorias para las mujeres.
La directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, María Noel Baeza, ha destacado que “el futuro es junto a las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes”. “Sigamos impulsando su autonomía económica, promoviendo un mayor acceso a recursos productivos, a la protección social, a la capacitación y, sobre todo, volviéndolas parte activa en las decisiones que afectan su futuro, el de sus familias y comunidades”, asevera.