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Ferrovial y Amadeus son las dos empresas del Ibex 35 con el PER más elevado. Por el contrario, el PER más bajo lo tendrían Caixabank y ArcelorMittal, sin contar con que hasta 5 de nuestras empresas cotizadas muestran un PER negativo. Son Cellnex, IAG, Meliá, Repsol y Siemens Gamesa.
Es el indicador más usado por los inversores de largo plazo para conocer la valoración de una acción. PER corresponde a las siglas en inglés de Price Earning Ratio, lo que significaría relación precio-beneficio. Es decir, el precio que los inversores están dispuestos a pagar por los beneficios actuales.
Se calcula dividiendo el valor de mercado entre los beneficios de la empresa. Es decir, por un lado se calcula el número de acciones multiplicado por el precio de la acción y este resultado se divide entre el beneficio neto obtenido.
Por lo general, un PER más elevado significa que los inversores están pagando más por cada unidad de beneficio, por lo que este indicador se utiliza para saber si una acción está sobrevalorada o infravalorada.
Un PER alto de más de 25 suele indicar que el mercado tiene grandes expectativas de crecimiento de los beneficios futuros de la compañía. Estas expectativas positivas se manifiestan en el precio al alza de las acciones, aunque todavía no estén reflejadas en los beneficios. A medida que los beneficios recojan estas expectativas, la relación precio-beneficio del PER cambiará. Un PER elevado también puede indicar que las acciones de la compañía están sobrevaloradas y que es improbable que sigan subiendo.
Por el contrario, un PER bajo indica un lento crecimiento de la empresa y bajas expectativas por parte del mercado respecto al crecimiento futuro de la compañía. O bien que la acción está infravalorada y que podría experimentar subidas.
Cuando el PER es negativo, indica que la empresa ha obtenido pérdidas. Al dividir el precio de la acción entre algo negativo, el resultado es negativo, aunque financieramente no tiene mucho sentido. Por lo general, a estas empresas se les suele asignar un PER indefinido. Por tanto, no tiene sentido utilizar este indicador en empresas que no obtienen beneficios.
La ventaja: Permite fácilmente comparar empresas del mismo sector que cotizan en bolsa.
El inconveniente: relaciona dos aspectos calculados en momentos distintos. Por un lado, el precio de las acciones, que es presente. Por otro lado, el beneficio por acción, que es un dato del pasado. Para solucionar este problema, suele utilizarse un beneficio por acción estimado para hacer el cálculo lo más aproximado posible.