MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Este jueves, 9 de junio, se cumplen diez años desde que Luis De Guindos, por entonces ministro de Economía, anunciase la decisión de Europa de garantizar una ayuda de hasta 100.000 millones de euros a España con el objetivo de sanear al sector financiero.
En concreto, la decisión se tomó en el seno del Eurogrupo, que reúne a los ministros económicos de la Unión Europea, si bien Guindos dejó claro que la ayuda se destinaría únicamente a la banca y que la cantidad comprometida era la cifra máxima posible a solicitar por el Gobierno. Asimismo, explicó que las contrapartidas se aplicaban a las entidades, pero no al Gobierno, que sería el que fijaría la cifra exacta de ayuda financiera que demandaría.
El contexto de este rescate hay que situarlo en un año, el de 2012, en el que se alcanzaron los niveles “más elevados de inestabilidad” en la eurozona, “y, particularmente, en España”, según detalla la autoridad de resolución ejecutiva, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) en un informe sobre su activad entre 2009 y 2019.
“Las incertidumbres derivadas de la nueva recesión económica, la sostenibilidad de la deuda pública y la situación real del sector financiero evidenciaron la fragmentación y debilidad” de la unión monetaria europea, ahondaba el organismo, que canalizó las ayudas europeas al sector bancario.
En España, la situación de las entidades de crédito, así como la recesión económica y el deterioro de las finanzas públicas “se agravó durante el primer trimestre” de 2012. Las dudas sobre la solvencia de una parte del sector bancario nacional “se extendieron hasta afectar a las propias emisiones de deuda pública”, al tiempo que la prima de riesgo alcanzó máximos históricos, por encima de los 700 puntos básicos.
Tras adelantar la solicitud de ayudas el 9 de junio, finalmente el 25 del mismo mes, España realizaba la petición formal de asistencia financiera, ya que las entidades precisaban recapitalizaciones y no se podía acceder a los mercados en las condiciones de aquel momento.
“Resultó imprescindible la aportación pública de los recursos necesarios” a fin de garantizar la estabilidad financiera, defendía el Frob, que también señalaba la difícil situación del mercado de deuda soberana española.
Aunque la cantidad desembolsada por la UE fue de 41.000 millones, el rescate a la banca se ha elevado a 58.000 millones de euros, de los cuales se habría recuperado en torno a 6.000 millones de euros a través de amortizaciones, ventas de entidades participadas y de remuneraciones por intereses de deuda, según los propios datos del Frob.
La entidad que más ayudas públicas ha recibido es BFA-Bankia, con 22.400 millones de euros, seguida por CatalunyaBanc, con 12.500 millones y Nova CaixaGalicia, con 9.400 millones de euros.
El “NÚCLEO DURO” DE LA BANCA AYUDÓ “A LOS MÁS DÉBILES”
Coincidiendo con este décimo aniversario, el portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano, ha señalado que la asistencia financiera de la UE fue “clave” para contribuir a la financiación y al ‘rescate’ de las entidades “más débiles”.
Sobre la devolución de las ayudas, un tema que se pone sobre la mesa de forma recurrente desde hace diez años, Campuzano ha confiado en que el importe se recupere “lo antes posible”, para que el contribuyente pueda ver restituidas las cantidades aportadas por las arcas públicas.
Preguntado por una posible crisis económica en la actualidad, Campuzano cree que los bancos españoles podrían soportar la crisis sin necesidad de un nuevo ‘rescate’, ya que se habrían tomado las medidas necesarias para evitarla, con un sector saneado, regulaciones más estrictas, mayor supervisión y el cambio de mentalidad del propio sector.