BRUSELAS, 24 (EUROPA PRESS)
La presidencia española del Consejo tratará de cerrar el acuerdo sobre las nuevas reglas fiscales de la UE, que volverán a limitar la deuda y el déficit tras cuatro años congeladas por la pandemia, en una cena que tendrá lugar la noche previa a la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE, el Ecofin, del próximo 8 de diciembre.
La cena, que tendrá lugar en la noche del día 7, se prevé “larga”, ya que los ministros están dispuestos a debatir toda la noche si es necesario para alcanzar un acuerdo antes de que acabe el año, como requiere el mandato del Consejo, según han confirmado varias fuentes diplomáticas a Europa Press.
El encuentro se desarrollará, por tanto, en lo que algunas delegaciones han denominado “modo cumbre”, al estilo de las reuniones de líderes, en las que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE extienden sus intercambios hasta bien entrada la madrugada y no concluyen hasta que hay acuerdo.
De lograr un pacto esa misma noche, la agenda de los ministros para su reunión formal del día siguiente quedaría algo más despejada para discutir otros asuntos clave, incluido el relevo al frente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) al que aspira la propia vicepresidenta primera y ministra de Economía, Comercio y Empresa, Nadia Calviño, y cuya candidatura tiene garantizado el apoyo de Alemania.
Aunque la intención inicial de la presidencia española era convocar un Ecofin extraordinario en torno al 23 de noviembre, finalmente se ha optado por este formato a fin de garantizar que los Veintisiete estén presentes con el objetivo de cerrar a tiempo las normas que limitan el déficit y la deuda pública al 3% y el 60% del PIB.
Tras su reunión del pasado 9 de noviembre, los Veintisiete constataron avances sustanciales hacia un acuerdo tras hacer varias concesiones a Alemania y otros países, que exigían más esfuerzo fiscal a los países más endeudados.
Calviño ya explicó entonces que la última propuesta española garantiza una reducción gradual y coherente de la deuda, junto con numerosas mejoras metodológicas, al tiempo que deja espacio fiscal para responder a nuevas crisis y que refleja contribuciones “muy útiles” de los Estados miembro.
No obstante, reconoció también que quedaba “mucho trabajo por hacer y un último kilómetro por correr” mientras el tiempo apremia para buscar un encaje al proceso legislativo que sigue a la adopción de posiciones del Consejo y el Parlamento antes del receso electoral que precede a las elecciones europeas de junio de 2024, lo que obliga a culminar las negociaciones sobre el expediente durante el próximo mes de marzo.
Las concesiones a Alemania en el documento de aterrizaje que presentó a presidencia española en la pasada reunión rebajaron las reticencias de Berlín, que considera que “no es creíble que se reduzcan los niveles de deuda sin un déficit anual sostenible”, mientras que París propone centrarse en la sostenibilidad de la deuda teniendo en cuenta las diferentes situaciones de los países como “punto de partida”.
Así, el principal reto que afrontan los países es el de perfilar el modo en que los países con una deuda superior al 60% de su PIB –como es el caso de España, cuya deuda supera el 100%– garantizan una senda descendente que podrán diseñar los propios países, pero atendiendo a criterios comunes.
En su propuesta del pasado abril, la Comisión Europea planteaba que esta senda fiscal específica de cada Estado miembro tuviese un horizonte de cuatro años ampliable hasta un máximo de siete si estos se comprometen a realizar reformas o inversiones, aunque también está por concretar las condiciones en las que se daría esa prórroga.