La actividad en Estados Unidos sigue ralentizandose. El índice PMI de Estados Unidos ha caído hasta los 57 puntos en el mes de mayo, lo que representa un retroceso de 2,2 puntos desde el mes anterior y 5 décimas menos de lo que se esperaba. Además, ese dato de 57 puntos es la cifra más baja de los últimos 4 meses, es decir, desde que empezó la guerra. Desde S&P Global, recalcan que el crecimiento de producción en las fábricas ha sido fuerte en términos generales por una mayor demanda de clientes y un aumento de nuevos pedidos. Sin embargo, el ritmo de crecimiento ha sido el más suave en 3 meses por la escasez de materiales y el retraso en las entregas, entre otras cosas.
El economista jefe de S&P Global Market Intelligence ha señalado que una sólida expansión de la producción manufacturera en mayo habría contribuido a un aumento del PIB en el segundo trimestre. Sin embargo, el ritmo de crecimiento se ha ralentizado por los retrasos en la cadena de suministros, la escasez de mano de obra y el menor crecimiento de la demanda. Desde S&P alertan de que aunque los retrasos en las entregas fueron los menos de 16 meses, el poder de fijación de precios siguió estando en manos de los proveedores. El resultado fue el mayor aumento de los costes desde noviembre, que se tradujo en un nuevo aumento de los precios en fábrica, casi récord. Un dato que vuelve a recordar que las presiones inflacionistas siguen siendo preocupantemente elevadas.
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