La economía de China crece a un ritmo más lento de lo que se esperaba en el tercer trimestre del año. El PIB se sitúa en el 4,9% en tasa interanual, el más lento desde el tercer trimestre de 2020. El dato supone una desaceleración desde el 7,9% en el segundo trimestre.
La ralentización se enmarca en un contexto en el que el gigante asiático se ve golpeado por la escasez energética, los cuellos de botella en la cadena de suministro y los brotes del coronavirus. Un diagnóstico al que se le suma el temor sobre el sector inmobiliario. El producto interno bruto de China ha crecido el 9,8 % interanual en los 9 primeros meses del año con respecto al mismo período de 2020.
Por otra parte, el valor de los bienes y servicios de demanda final producidos entre enero y septiembre equivale a unos 12,8 billones de dólares. Pese a estos datos, desde Oxford Economics se muestran confiados en que los responsables chinos tomarán más medidas para apuntalar el crecimiento, según recoge Bloomberg. En este sentido, creen que la escasez de electricidad y los recortes en la producción se convertirán en un problema menor en el cuarto trimestre. Según sus expectativas, los altos cargos políticos que ya han empezado a hacer hincapié en el crecimiento comenzarán a pedir la consecución de los objetivos climáticos en un plazo más comedido.