Hoy continuaremos buscando valor en áreas del mercado que probablemente estén fuera del radar de la mayoría de inversores particulares. ¿En qué sectores podemos disfrutar de buenos resultados? ¿Qué compañías gozan ahora mismo del favor del mercado? Escucharemos varias propuestas interesantes.
Hace ya algo más de dos años que la pandemia sacudió el planeta durante meses. Los mercados se desplomaron y centenares de empresas tuvieron que echar el cierre. Por supuesto, los ciudadanos de a pie también hemos sufrido unos tiempos realmente duros. Desde que conocimos la existencia del virus, hemos vivido seis olas, que se dice pronto, y se han contabilizado más de 300 millones de contagios en todo el mundo. Sin embargo, aunque la capacidad de contagio del coronavirus parece en plena forma, sus consecuencias sobre la salud empiezan a ser más leves. Por ello, a pesar de que el virus sigue muy presente en nuestro día a día, la actividad económica y empresarial se ha recuperado.
Uno de los factores que explican el buen tono actual de los mercados es la recuperación casi obligada del consumo. Durante los peores momentos de la pandemia, la incertidumbre y los confinamientos nos hicieron ahorrar y los ciudadanos solamente generamos demanda de bienes de primera necesidad. Eso sucedía porque teníamos miedo, pero también porque las restricciones nos impedían consumir ciertos bienes y servicios.
Los hogares españoles llevaron su tasa de ahorro en 2020 hasta casi el 15% de su renta disponible de acuerdo con el INE. Es más del doble que el año anterior y el máximo nivel en por lo menos 20 años. El dato de 2021 no ha sido aún publicado, pero sí sabemos que esta tasa cayó unos tres puntos hasta septiembre respecto a la cifra récord de 2020.
Es lógico. A medida que ha pasado el tiempo, los ciudadanos nos hemos tranquilizado, se han relajado las restricciones y hemos vuelto a aumentar nuestro consumo. Con ello, ha resurgido con fuerza la demanda de servicios y de bienes de consumo e industriales.
Por otra parte, nuestro consumo ha aumentado de manera notable, sí, pero lo que sí ha subido como nunca es el gasto público. El motivo: las políticas de estímulos de gobiernos y bancos centrales, que han puesto en marcha programas de ayuda gigantescos. En el corto plazo estas medidas han impulsado la demanda y la actividad económica, aunque no salen gratis, y nunca mejor dicho. Estas iniciativas siempre traen consigo deuda, inflación y mayores impuestos. Lo podemos comprobar si echamos un vistazo a nuestros últimos recibos de la luz o a los tiques de la compra.