El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que será necesario invertir entre 12 y 20 billones de dólares (10,3 y 17,2 billones de euros) durante los próximos de 20 años para lograr el objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2050, según se desprende de uno de los capítulos analíticos de su ‘Informe de Estabilidad Financiera Global’, publicado este lunes.
“Una transición exitosa pide una profunda transformación económica, lo que requiere la movilización de las finanzas privadas a gran escala”, ha explicado el Fondo. La cifra de hasta 20 billones de dólares se deduce de la necesidad de invertir entre el 0,6% y el 1% del producto interior bruto (PIB) global durante las próximas dos décadas.
Según el organismo con sede en Washington, estas inversiones “tendrían que alejarse del sector de combustibles fósiles y acercarse al de las renovables, así como a las soluciones de bajas inversiones”.
Para alcanzar esta meta inversora, el Fondo apela a un mayor peso del sector privado en inversiones ‘verdes’. Al cierre de 2020, según datos recopilados por el FMI, los fondos de inversión a nivel global contaban con un total de activos bajo gestión valorados en 49 billones de dólares (42,1 billones de euros).
Sin embargo, los fondos con un objetivo de sostenibilidad solo abarcaban activos valorados en hasta 3,6 billones (3,1 billones de euros), el 7% del total. No obstante, la cifra de fondos especialmente enfocados al clima es mucho menor, ya que solo cuentan con activos por valor de 130.000 millones (111.731 millones de euros).
Pese al reducido número de fondos con enfoques sostenibles o climáticos, la actitud en general de los fondos en las juntas de accionistas ha cambiado, según el FMI. En 2020, los fondos de inversión votaron a favor de casi la mitad de las propuestas de accionistas relacionadas con el clima, frente al 20% de 2015.
Con respecto a las políticas posibles para acelerar el ritmo de inversiones necesario para alcanzar la meta de cero emisiones netas, el FMI insta a gobiernos y políticos a mejorar la “arquitectura de información” sobre el cambio climático. Una forma de hacer esto sería desplegar una clasificación más clara de inversiones y fondos, de forma que las taxonomías ‘verdes’ sean uniformes para todo el sector.
El organismo liderado por Kristalina Georgieva también ve necesario una supervisión adecuada del sector para evitar el ‘greenwashing’, es decir, que las inversiones o fondos se califiquen como ‘verdes’ cuando realimente no lo son. La tercera propuesta del Fondo es mejorar las vías para dirigir los ahorros hacia inversiones que faciliten la transición energética. Esto se podría hacer, según la entidad multilateral, con un tratamiento fiscal “favorable” de planes de pensiones o seguros de vida que estén ligados al cambio climático.