MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
El estrés de los mercados financieros cerró 2021 en un nivel “ligeramente inferior” al medio, aunque se ha observado un aumento del estrés en el segmento de renta fija, según señala la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en su boletín trimestral, publicado este miércoles.
El nivel de estrés arrancó 2021 en 0,33, que se corresponde con un régimen de estrés medio, y continuó la tendencia descendente durante todo el trimestre, llegando a registrar el mínimo en junio, con el 0,19.
La segunda mitad del año, sin embargo, estuvo marcada por repuntes de volatilidad en los mercados y caídas de los precios, lo que dio lugar a una tendencia “levemente alcista” de este indicador hasta niveles ligeramente superiores al umbral que separa el nivel de estrés bajo del medio.
El mejor balance anual se produjo en el segmento de intermediarios financieros, con un descenso de su indicador desde 0,75 hasta 0,35, pues los bancos “se comportaron relativamente mejor que otros participantes en los mercados”.
A principios de 2022, este indicador se sitúa en el 0,23, si bien en el segmento de renta fija se eleva hasta el 0,46.
La CNMV ha explicado que la evolución de los mercados financieros internacionales y nacionales en 2021 estuvo marcado por la pandemia y la recuperación del crecimiento económico, a los que se unió el repunte de la inflación.
La segunda mitad del año fue más irregular que la primera, con lo que se constató que el avance de la actividad estaba siendo heterogéneo entre países y que podía ser incluso inferior al inicialmente previsto debido a factores como el encarecimiento de los costes energéticos, los problemas en algunas cadenas de suministro y el fuerte repunte general de los precios.
EL IBEX, PEOR QUE SUS PARES EUROPEOS
En este contexto, las revalorizaciones de los índices oscilaron entre el 4,9% del japonés Nikkei 225 y el 28,9% del CAC 40 francés. El índice español, el Ibex 35, mostró un comportamiento peor que el de otros índices europeos, al revalorizarse apenas un 7,9% en el año, una cifra “insuficiente” para compensar las pérdidas anuales acumuladas el año anterior, del 15,5%.
El supervisor ha explicado que este avance más bajo y concentrado especialmente en el primer trimestre fue consecuencia de una recuperación económica menos intensa que en otros países, ya que el modelo económico español “es especialmente sensible a los efectos de la pandemia”.
La volatilidad de los índices bursátiles no experimentó cambios signifiativos en 2021: la del Ibex 35 y del Eurostoxx 50 fue en promedio de un 15%, si bien aumentó a final de año hasta el 18% y el 16%, respectivamente.
La del Dow Jones se mantuvo relativamente estable y cercana al 12% durante el ejercicio, para finalizarlo en torno al 14%.
Por sectores, las cotizaciones de las empresas de pequeña y mediana capitalización presentaron un comportamiento mejor que el del Ibex 35, aunque en las más pequeñas se observó una revalorización “leve” en el conjunto del año.
Los mayores retrocesos se concentraron en las empresas de los sectores de bienes y servicios de consumo, como las aerolíneas y las empresas del sector textil, además de los bancos y Repsol, “cuya actividad podría verse penalizada por un escenario de ralentización de la recuperación y menor demanda de petróleo”.
El supervisor también destaca las pérdidas de las farmacéuticas y, en menor media, las de empresas del sector de las telecomunicaciones, las aseguradoras y las inmobiliarias.
Por el contrario, las compañías de electricidad y gas son las que registraron un comportamiento más positivo, al igual que las de materiales, industria y construcción.
Las rentabilidades por beneficio mostraron un comportamiento heterogéneo entre los principales índices, siendo superior la de los europeos que la de los estadounidenses. Entre los primeros, la caída más significativa fue la del Ibex 35, al pasar del 4,2% en 2020 al 3% en 2021.
RENTA FIJA
Los mercados de deuda evolucionaron en sintonía con la política monetaria, que siguió siendo expansiva, pero bajo la perspectiva de un posible giro en los próximos meses originado por el repunte de la inflación.
Los tipos de interés a corto plazo de la zona euro continuaron así en niveles “muy reducidos”. El bono español a diez años cerró el año en el 0,6% más de medio punto por encima de los valores de finales de 2020, en tanto que la prima de riesgo aumentó, pero con menos intensidad, hasta los 63 puntos básicos.
En cuanto a las emisiones de activos de renta fija por parte de los emisores privados españoles, 2021 supuso el retorno a las tendencias observadas en los últimos años: cayeron un 23,4% hasta situarse en los 101.200 millones de euros, mientras que las efectuadas en el exterior se incrementaron de forma notable, un 29,2%, hasta los 116.500 millones.
En España, estas emisiones se situaron en los 217.700 millones de euros, una caída respecto a los 222.000 millones de un año antes.
Las primas de riesgo de la deuda corporativa también siguieron una tendencia descendente a lo largo del año, que se vio revertida en los últimos meses. Sin embargo, los incrementos no compensaron las caídas del primer semestre, por lo que en el balance acumulado se observaron disminuciones en todos los tramos de deuda, excepto en la deuda AAA en la zona euro.
Los mayores descensos anuales se experimentaron en el tramo ‘high yield’ hasta los 66 puntos en Estados Unidos y los 29 en la Eurozona.
La CNMV ha indicado que el entorno de tipos bajos continúa favoreciendo la búsqueda de rentabilidad a través de inversiones en activos con mayor riesgo.
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