MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
La reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) de este jueves coincide con un marcado optimismo sobre la reactivación económica de la zona euro gracias a la reapertura de actividades y con una aceleración de las subidas de precios, lo que obligará a la entidad a hacer equilibrios semánticos en su discurso para pasar de puntillas sobre la cuestión de cuándo dará comienzo a la retirada de sus medidas de estímulo (‘tapering’).
Los analistas consultados por Europa Press coinciden en señalar que una de las principales cuestiones sobre la mesa del Consejo de Gobierno este jueves será el ritmo de compras de deuda amparadas por el programa antipandemia (PEPP), sobre el que podría plantearse una reducción desde el bando de los ‘halcones’ ante el repunte de la inflación y la marcada mejoría de las perspectivas de crecimiento.
“Creemos que es demasiado pronto para asumir ese riesgo y que el BCE seguirá siendo impreciso sobre sus intenciones y continuará apoyando al mercado”, afirma Stéphane Deo, responsable de estrategia de mercados de Ostrum AM, quien reconoce que “el debate va a seguir aumentando con la recuperación económica y la QE será cada vez más cuestionada por los halcones”.
En la misma línea, Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G Banca Privada, apunta que el mercado espera que se mantenga el ritmo de compras, al menos, los tres próximos meses, aunque advierte de que algunos miembros más ‘hawkish’ pueden empezar a presionar para anticipar la reducción de compras.
“Pensamos que, cuando el BCE se decida a reducir el ritmo de compras del PEPP, probablemente esta medida venga acompañada con otras que ayudarían a mitigar el impacto alcista en los TIR, incluyendo un incremento en el volumen de compras de bonos del programa APP o un cambio en su orientación de futuro”, añade.
En este sentido, Paul Diggle, economista jefe adjunto de Aberdeen Standard Investments, señala que, si bien el argumento a favor de la reducción es que la recuperación económica se está fortaleciendo el argumento a favor de mantener las compras al ritmo actual es que cualquier reducción corre el riesgo de desencadenar una corrección del mercado.
“Esperamos que la autoridad monetaria europea mantenga el rumbo y siga comprando activos al elevado ritmo actual, pero, en cualquier caso, los inversores querrán ver cómo el BCE enhebra la aguja de hablar de la recuperación económica, evitando al mismo tiempo la temida palabra tapering”.
De su lado, François Rimeu, analista de La Française AM, no espera cambios significativos en el PEPP ni tampoco ninguna indicación de que el programa vaya a concluirse antes de marzo de 2022, por lo que apuesta por que la comunicación sobre el posible final del PEPP se pospondrá hasta septiembre, mientras que Christine Lagarde insistirá en que las presiones inflacionistas serán temporales.
En este sentido, Mondher Bettaieb-Loriot, jefe de bonos corporativos en Vontobel Asset Management, recuerda las recientes declaraciones de Fabio Panetta, ejecutivo del BCE, quien afirmó que las condiciones actuales no justifican la reducción del ritmo de las compras.
“Creemos que el BCE no contemplará el tapering antes de que lo haga la Reserva Federal estadounidense, que no lo empezará a debatir hasta su Simposio Económico de Jackson Hole en agosto, con la perspectiva potencial de comenzar el ajuste durante 2022”, apunta.
Por su parte, los analistas de Ebury, confían en que el BCE no anuncie ningún cambio en su política monetaria y en que el banco central “hará todo lo posible por mantener un papel discreto.
“Creemos que el BCE no está preparado para dar ese paso”, afirman en referencia al ‘tapering’, subrayando que el carácter temporal atribuido al repunte de la inflación y la incertidumbre que rodea la crisis son una razón para ser cautelosos en cuanto a la normalización de la política.
“Creemos que el ritmo actual de compras en el marco del PEPP (aproximadamente 80.000 millones de euros al mes) se mantendrá hasta septiembre, momento en el que esperamos que comience a reducirse gradualmente”, anticipan sin descartar que las conversaciones en torno a la fecha de finalización del programa se dejen de lado al menos hasta la reunión de septiembre.
Asimismo, el economista jefe de Oddo BHF, Bruno Cavalier, opina que el BCE no puede sugerir que busca una rápida normalización de la política, a riesgo de hacer subir los tipos de interés y el euro, y apunta que respecto a la cuestión de las compras de activos “el BCE puede salirse con la suya con una comunicación ambigua, para no herir las sensibilidades de ningún miembro del Consejo”.
En cualquier caso, tal y como señala, Olivia Álvarez, analista en Monex Europe, la flexibilidad contenida en los programas de estímulo del BCE, especialmente en el PEPP, dejan margen para que el banco central pueda reducir ligeramente el volumen de las compras en la práctica sin tener que declararlo abiertamente, aunque la experta ve poco probable que el BCE modere de manera sustancial sus compras antes de septiembre como mínimo, o antes de que sea visible una mejora considerable de las condiciones económicas.
La tasa de inflación interanual de la zona euro alcanzó el pasado mes de mayo el 2%, frente al 1,6% del mes anterior, lo que representa la mayor subida de los precios en la región desde octubre de 2018, aunque al excluir el impacto de la energía, la subida de precios en mayo ha sido del 0,9%, frente al 0,7% de abril, mientras que al dejar fuera también el efecto de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente ha sido del 0,9%, dos décimas por encima del dato de abril.
De su lado, la economía de la zona euro volvió a entrar en recesión después de sufrir una contracción del PIB del 0,3% entre enero y marzo, tras la caída del 0,6% del último trimestre de 2020, un retroceso de la actividad mucho menos profundo de lo estimado inicialmente, ya que en la lectura preliminar del dato Eurostat había calculado un retroceso del 0,6% del PIB de la zona euro.