El Banco de Inglaterra mantiene la política monetaria sin cambios y rebaja las previsiones de crecimiento para el tercer trimestre. Decisión que llega tras una ralentización inesperada en julio y de que la inflación registrara su mayor aumento intermensual desde 1997.
Desde Bank of America creen que el banco central podría verse presionado a subir los tipos ya en febrero si persiste la presión inflacionista. La decisión inglesa llega en una semana en la que parece que el BCE se encuentra más solo que nunca.
Según analiza Bloomberg, la decisión de la Reserva Federal de que reduciría la compra de bonos en breve, la perspectiva de subida de tipos en Inglaterra ya este año y al menos otras cinco subidas de los bancos centrales de todo el mundo, han dado lugar a un movimiento colectivo para mirar más allá de la pandemia de caída y hacia el riesgo de aceleración de los precios.