Seis de cada 10 de estas empresas emplean a personas de diferentes orígenes étnicos y cerca del 44%, a personas con diversidad funcional
MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Aunque las empresas sociales todavía están lidiando con las consecuencias económicas y sociales provocadas por la pandemia, se mantienen optimistas, según se desprende de las conclusiones de la segunda edición del informe sobre España del ‘European Social Enterprise Monitor (ESEM) 2021-2022’, elaborado por el Esade Center for Social Impact a partir de una encuesta a 80 empresas sociales en España.
El estudio constata que, en el último año, el 56,2% de estas organizaciones han experimentado un incremento en sus ingresos, mientras que el 16,3% han visto cómo disminuían. En cuanto a sus perspectivas de futuro, el 71,2% prevé que sus ingresos aumentarán en los próximos 12 meses, frente al 3,8% que creen que disminuirán.
Los autores del documento, presentado este martes, consideran que un contexto de creciente incertidumbre económica y de preocupación por la seguridad energética, la evolución del emprendimiento social en España y en Europa es un elemento clave en la recuperación de la economía y en la construcción de una sociedad más próspera.
Para Guillermo Casasnovas, investigador del Esade Center for Social Impact y co-autor de informe, “las empresas sociales incorporan modelos de negocio innovadores que son capaces de combinar la sostenibilidad financiera con un impacto positivo claro y relevante para la sociedad”. “La llamada ‘economía de impacto’, de la que las empresas sociales forman parte, va ganando terreno porque los consumidores, los inversores y los emprendedores cada vez tienen más en cuenta el impacto social y medioambiental en su toma de decisiones”, argumenta.
El estudio también pone de manifiesto que las organizaciones sociales en España se diferencian significativamente de las empresas convencionales por el fomento del empleo inclusivo ya que aproximadamente seis de cada 10 dan trabajo a personas de diferentes orígenes étnicos y cerca del 44% emplean a personas con diversidad funcional.
Del mismo modo, la igualdad de género dentro de estas organizaciones también está muy presente. El porcentaje medio de mujeres en el empresariado social es del 63% en la plantilla, del 52% en el equipo directivo, más del 50% en el Consejo o Patronato y del 42% en el equipo. Destaca también la involucración de sus trabajadores: en el 72,5% de las empresas, tienen una participación alta o muy alta en la toma de decisiones.
En relación a las expectativas de contratación de trabajadores, el informe constata que cerca de seis de cada 10 empresas sociales recogidas en el estudio tiene previsto contratar a más empleados (58,8%) en los próximos 12 meses, frente al 27,5% de las empresas sociales, que planean contratar a los mismos asalariados, y tan solo el 2,5%, que prevén despidos.
Por otro lado, la investigación evidencia que el sector público juega un rol importante para el emprendimiento social en España, especialmente en términos de financiación pues entre las empresas sociales que han participado en el informe, el 60% de los ingresos provienen de sus actividades comerciales y el 40%, de actividades no comerciales.
En ambos casos, la fuente principal de ingresos es el sector público, ya sea del comercio con éste o de las subvenciones recibidas. En relación a esto, los datos de la encuesta indican que una de cada dos empresas sociales solicitaron financiación pública en los últimos 12 meses. Entre las que la solicitaron, aproximadamente el 70% obtuvieron parte (51,3%) o toda (20,5%) la cantidad solicitada.
Pese a ello, el 20% de las organizaciones encuestadas resaltan la “complejidad de la financiación pública” como una de las barreras principales a las que se enfrentan. Por otro lado, aproximadamente el 65% de las empresas sociales consideran que el apoyo político al emprendimiento social es bajo, muy bajo o inexistente, frente a tan solo el 7,6% que consideran que es alto (6,3%) o muy alto (1,3%).
INTERÉS CRECIENTE POR EL EMPRENDIMIENTO SOCIAL
Los resultados de informe sugieren un interés creciente por el emprendimiento social, que se ha manifestado especialmente en la última década (2012-2022), periodo en el que se han fundado casi el 50% de las empresas sociales, frente al 23,8% de la década anterior (2001-2011).
El nacimiento de las empresas más jóvenes responde, al menos en parte, a un momento marcado no solo por una multitud de cambios y crisis sociales y medioambientales, sino también por una mayor conciencia social sobre la necesidad de abordarlos de manera responsable y transparente.
Todas ellas cuentan con un perfil diverso. La asociación y la sociedad limitada constituyen las dos formas jurídicas más comunes entre las empresas sociales que participan en el estudio, con un 30% de representación cada una. Las siguen la fundación (22,5%) y la cooperativa (12,5%), entre las más destacadas, si bien la elección de la forma jurídica plantea un dilema a muchos emprendedores sociales.
Esade recuerda que recientemente se ha aprobado la creación de una nueva figura jurídica, las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), que reconocerá las Empresas con Propósito en España. Este marco jurídico, incluido en la Ley Crea y Crece incluye a todas las organizaciones que fomentan un beneficio social y ambiental, además de un retorno económico.