Ambas entidades abogan por “una nueva forma de medir” el paro, que tenga en cuenta la tasa de desempleo, su duración y la pérdida de rentas
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El 30% de los parados soporta el 90% del coste social del desempleo, es decir, la pérdida de bienestar que genera la falta de trabajo en el conjunto de la población, según un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Este 30% que llevan el peso del coste social del desempleo son básicamente las personas mayores de 45 años, que llevan más de dos años desempleadas, no perciben ninguna prestación, tienen un nivel educativo medio-bajo y son, mayoritariamente, mujeres.
El estudio pone de manifiesto que, aunque la tasa de paro es la variable más utilizada para medir la incidencia del desempleo en un país, no da cuenta de los efectos que causa el desempleo, con distinta intensidad, en el bienestar personal de los parados, tanto en pérdida de rentas como de autoestima.
“Al centrar nuestra atención en la tasa de desempleo, estamos ignorando información fundamental sobre la situación del mercado laboral y la dimensión del problema social que supone la falta de empleo. Las tasas de paro están muy lejos de proporcionar la información necesaria para valorar el impacto del desempleo en la sociedad, porque hay clara evidencia de que mientras una parte de la población desempleada se incorpora al empleo, otra parte se cronifica”, subraya el estudio.
Por este motivo, la Fundación BBVA y el Ivie creen que es necesario “una nueva forma de medir el desempleo”, que tenga en cuenta no sólo la tasa de paro sino también la duración del mismo y la renta perdida de las personas desempleadas.
“Sólo así tendremos una visión precisa de las implicaciones de este problema social y una base adecuada para diseñar las políticas para combatirlo y valorar sus efectos”, defienden.
DOS TERCIOS DE LOS PARADOS NO COBRAN NINGUNA AYUDA
El estudio subraya que el desempleo supone un desaprovechamiento de recursos y una reducción tanto del bienestar personal (pérdida de rentas y autoestima) como del bienestar social (problemas de integración y cohesión social).
Estos efectos “indeseados”, avisan los autores del informe, “se magnifican” en el caso del paro de larga duración, que además tiende a cronificarse, o cuando los desempleados no tienen derecho a ninguna prestación.
La última Encuesta de Población Activa (EPA) refleja una tasa de paro del 11,8% en España, frente al 27% que casi se llegó a alcanzar en 2012. Sin embargo, Fundación BBVA e Ivie advierten de que “este buen dato resulta menos positivo cuando se analiza también la duración y la cobertura de prestaciones de las personas desempleadas”.
Así, exponen que más del 41% de los más de 2.850.000 desempleados son parados de larga duración (más de un año sin trabajo) y un 28% han permanecido desempleadas durante más de dos años (unos 700.000 trabajadores). Además, dos tercios de las personas desempleadas no recibe ningún tipo de subsidio de desempleo.
“Esta incapacidad de la tasa de paro de reflejar aspectos sociales muy relevantes del desempleo ha provocado que, tanto desde las instituciones como desde el ámbito académico, se esté replanteando la medición del desempleo”, apunta el informe, que pone de ejemplo la propuesta de Bruselas de recurrir a la noción de “holgura en el mercado de trabajo”.
Lo que hace la Fundación BBVA y el Ivie en este estudio es abordar el paro desde la perspectiva de su coste social, interpretándolo como una pérdida de bienestar social. Para ello, combinan tres dimensiones diferentes: la incidencia (tasa de paro), la severidad (duración media del desempleo y renta perdida por permanecer en desempleo), y la histéresis (probabilidad de seguir en desempleo).
Para calcular el coste social del desempleo, los autores estiman la renta que cada trabajador ha perdido por estar en paro (diferencia entre el salario que obtendría y el importe de la prestación o subsidio de desempleo), y su pérdida de bienestar, calculada mediante la renta perdida durante todo el tiempo que permanece desempleada. Finalmente, la suma del total de rentas perdidas por todas las personas desempleadas arroja el coste social del desempleo (CSD).
Loa datos reflejan que la caída en la tasa de paro no ha sido suficiente para compensar el deterioro del bienestar de las personas que siguen desempleadas, en particular las de larga duración, y que existen diversidad de situaciones, tanto por tipo de parado como entre las comunidades autónomas.
En opinión de la Fundación BBVA y el Ivie, esto supone que “las variables promedio tienen un escaso valor informativo y, por tanto, se requiere abordar el problema de la medición del desempleo con indicadores más informativos y desarrollando políticas diseñadas a medida y centradas en los colectivos más vulnerables”.
Según este estudio, Baleares es la región con menor coste social del desempleo debido a que es la región en la que la duración media en el paro es notablemente inferior al resto.
País Vasco, por el contrario, exhibe una duración media del desempleo superior a la del resto de regiones y una pérdida salarial por la falta de empleo mayor. Estos dos factores explican un alto coste social del desempleo a pesar de ser presentar la menor tasa de paro.
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