El estrés por agua y calor del verano reduce los rendimientos en los cultivos de secano hasta en un 80%
MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha reclamado al Gobierno la convocatoria “urgente” de la Mesa de la Sequía para analizar la situación y definir un plan de choque que sirva para aliviar la “crítica situación” en el campo.
En concreto, la organización agraria ha presentado el informe ‘Efectos de las adversidades climáticas en el campo español’, que muestra que el estrés por agua y calor del verano ha reducido los rendimientos en los cultivos de secano hasta en un 80%, tras una campaña agrícola en la que se han producido múltiples eventos meteorológicos extremos que, en el marco del cambio climático, están provocando pérdidas productivas, reducción de rendimientos y, de ingresos, así como incrementos de gastos para tratar de paliar los efectos de dichas situaciones.
El secretario general de COAG, Miguel Padilla, ha reiterado que a los “innumerables problemas” del campo español se une este año la situación de sequía “que está afectando a gran parte del territorio, donde más del 80% de la producciones de secano se verán afectados”. “Se van a perder producciones y en el regadío se está haciendo que se dejen de producir ciertas producciones y en el mejor de los casos se sustituyen por otras de menor necesidad hídrica”, ha explicado.
En el caso de la ganadería, Padilla ha subrayado la “dificutlaad para abastecer de agua y la escasez de pastos”, lo que está provocando que alimentarn a los animales en las explotaciones “sea difícil”.
“Ante esta situación, pedimos una convocatoria urgente de la Mesa de la Sequía para analizar rigurosamente la situación y poner encima de la mesa medidas de choque que sirvan para aliviar esta situación”, ha demandado el secretario general de COAG.
COAG ha analizado el impacto de la sequía en España y señala que en el caso del olivar hay una “importante afectación” en las producciones por la sequía y las fuertes olas de calor, especialmente en los secanos en los que se espera muy poca cosecha (10%-20% de una producción normal).
Respecto al viñedo, la situación de estrés hídrico y térmico ha afectado severamente a las producciones, lo que ha provocado adelantar la cosecha en 15-20 días y que la uva esté muy afectada por lo que caerá la producción y el rendimiento. “Podemos caer por debajo de los 40 millones de hectólitros”, han señalado.
En el caso del regadío, COAG recuerda que se han dado importantes restricciones, lo que ha condicionado los cultivos a sembrar e incluso su desarrollo. Así, cultivos como el arroz han visto como su superficie caía un 90% en zonas como Extremadura (de 21.300 hectáreas el año pasado a 2.100 hectáreas este año) por las restricciones para el agua de riego.
En secano, donde el agua es el factor limitante, se están viendo afectados en muchas zonas cultivos leñosos como el viñedo y el olivar, que incluso entran en paradas vegetativas y sufren problemas decuajado de fruto.
Respecto a las frutas y hortalizas, la organización agraria ha señalado que se han visto impactado por el mayor consumo energético. Así, en la fruta, si bien no hay problemas de disponibilidad de agua para riego, hay que regar más, lo que implica más costes, pero se han visto impactados por las heladas, que mermaron fuertemente la producción, y ahora el calor y los granizos.
En los frutos secos, a la importante caída productiva derivada de las heladas de abril que dejaron la previsión de cosecha en un 30% inferior al año previo, hay que sumar las importantes pérdidas sobre los rendimientos que están generando la falta de lluvias y las severas olas de calor.
PROBLEMAS PARA ALIMENTAR A LOS ANIMALES
Respecto a los sectores ganaderos, el informe señala que se han producido sobrecostes por un uso mayor de la refrigeración en los sectores más intensificados, una menor tasa de transformación de pienso a carne, menos peso de los animales alcanzado en el mismo tiempo de los ciclos, dificultad de acceso a pastos por la sequía, así como de cultivos de la explotación para aprovechamiento en la alimentación (ensilados) y necesidad de llevar agua a los animales de extensivo para que puedan hidratarse, puesto que se han secado muchas charcas y puntos de suministro de agua.
Además, la alimentación animal se ha encarecido por el aumento de precio de fertilizantes, combustibles y por la falta de disponibilidad de materias primas. Así, la paja el año pasado estaba a 55 euros/paquete grande de cuatro cuerdas y este año a 95 euros, mientras que la alfalfa ha pasado de 170 euros el año pasado a más de 190 euros este año.
De esta forma, en la avicultura, los periodos más largos de elevado calor están afectando mucho al uso de energía necesaria para la refrigeración. También afecta a la conversión de pienso a carne (se necesita entre un 5% y un 8% más de pienso para llegar al mismo peso), algo que afecta directamente a las liquidaciones. Así, en una nave media se podría cuantificar el sobrecoste en unos 1.250 euros adicionales solo en pienso.
En la cunicultura se usa más energía en refrigeración que se suma al incremento de precios (para una nave de 3.000 madres, si se pagaban hasta hace un año 1.900 euros de media, ahora se están 2.600 euros almes de consumo energético, lo que supone un 37% más). Los animales comen menos y llegan a pesos inferiores, por lo que se obtienen menores rendimientos.
Respecto al porcino, el informe señala que en el caso de granjas de madres reproductoras se ha producido un sobrecoste en la necesidad de usar energía, si bien el impacto es limitado, ya que el 80% de las explotaciones tienen implantación de energías renovables. Se ha doblado la mortandad por elevado calor (hasta un 6%-7%), lo que repercuteen los rendimientos e ingresos finales.
En el vacuno de carne se ha dado un aumento del coste para aportar agua al ganado, por falta de disponibilidad de los recursos habituales: gasto en energía y horas de mano de obra para trasladar y suministrar esa agua. Además, en algunos casos se ha tenido que acometer inversiones para la construcción de pozos.
Mientras que en el ovino-caprino carne, al haber menos pasto en el campo por la sequía, ha supuesto un encarecimiento en la alimentación. El informe cuantifica el sobrecoste en alimentación en un 20%-25% más que se tiene que comprar y señala la dificultad para suministraragua, lo que supone un mayor gasto para llevar camión de agua (energía y mano de obra) y no poder llevar el ganado a determinados pastos porque no tienen acceso al punto de agua.
En el sector lácteo, la la sequía ha afectado mucho a los pastos, tanto en las cosechas de maíz, como en los ensilados, que han descendido a la mitad, lo que afectará en una mayor necesidad de comprar alimento externo, generando un sobrecoste.