MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
Barcelona es uno de los emplazamientos claves de la segunda fase de renovación del logo de los edificios de Telefónica (la primera implicó al Distrito C y al icónico edificio de Gran Vía, en Madrid) tras el nuevo cambio de marca que ha traído consigo el primer cambio de logo en dos décadas.
Apenas terminaba José María Álvarez-Pallete su discurso en la junta de accionistas del pasado día 23 y un centenar de empleados de Telefónica salía dispuesto a cambiar la cara al Distrito Telefónica con su nueva imagen, un proceso que tendrá como siguiente parada Barcelona, de cara al Mobile World Congress.
Aunque aún se están ultimando los detalles, el objetivo de la empresa es acometer los cambios de imagen en los otros enclaves principales de la compañía en mayo y junio, una lista en la que estarían presentes sus sedes en Munich, Hispanoamérica y Sao Paulo, por ejemplo, aparte del ya mencionado edificio en la Ciudad Condal.
Luego seguirá otra fase “después del verano” para ir sustituyendo los materiales antiguos, aunque algunos de estos nunca serán reemplazados, señala a Europa Press Rafael Fernández de Alarcón el director de Marcas, Patrocinio y Eventos de Telefónica.
Fernández de Alarcón ha asegurado que, si uno se fija, puede aún incluso encontrar cajas de registro en las calles con el primer logo de Telefónica (el mapa de España), ya que son elementos que no merece la pena sustituir.
UN PROCESO SECRETO DE MESES
El cambio de imagen de la casi centenaria firma española (en 2021 cumple 97 años) se ha desarrollado durante meses y en secreto para responder principalmente a las necesidades de imagen de las nuevas divisiones del grupo como Telefónica Tech a la hora de posicionarse como empresas de futuro en la digitalización.
El directivo de Telefónica ha señalado que la confidencialidad ha sido clave y ha tenido un “impacto emocional” en los trabajadores, que deseaban compartir en qué llevaban trabajando tanto tiempo.
Para asegurarse la confidencialidad se han firmado acuerdos específicos y trabajado con equipos mínimos que manejaban materiales codificados, archivos con contraseñas y correos electrónicos que tenían bloqueada la opción de reenviar.
Todo un mecanismo para asegurarse el factor sorpresa que hizo que incluso los productos de ‘merchandising’ se guardaran bajo llave y llegaran a última hora al Distrito Telefónica.
48 HORAS INTENSAS
El lunes, tres días después del anuncio de Álvarez-Pallete, gran parte del Distrito Telefónica ya lucía la nueva imagen de la marca: desde la salida del metro, a las arquetas del suelo; del interior de las oficinas hasta los archivos de los propios ordenadores de los empleados, ya que se han creado nuevos fondos para videoconferencia o para powerpoints que reflejen la nueva línea de marca.
Este cambio ha sido fruto del trabajo de aproximadamente un centenar de profesionales durante el fin de semana tanto en el Distrito C como en Gran Vía 28, un lugar delicado por ser un edificio patrimonio histórico con 90 años de historia y unos materiales muy concretos, ha señalado Fernández de Alarcón.
Sin embargo, el cambio aún no ha sido completo, ya que para cambiar los principales rótulos de la marca son necesarios materiales que no llegarán de Estados Unidos hasta, al menos, las próxima semanas.
Asimismo, los operarios también han preparado más de 5.000 packs de merchandising para entregar a los empleados de Telefónica con tazas y bolsas, entre otros detalles.
Junto a este trabajo de cara a los empleados, también se ha lanzado una nueva campaña publicitaria en redes y se proyectó durante una tarde el nuevo logo en el edifico de Gran Vía, un cúmulo de mensajes para mostrar que, pese a ser casi centenaria, Telefónica sigue preparada para competir por permanecer muchos años a la vanguardia.