MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Las reclamaciones de los clientes hipotecarios a los que el banco obligó a contratar un seguro de vida de prima única están aumentando, según la patronal de las aseguradoras Unespa que asegura que las indemnizaciones pagadas por los seguros de vida el año pasado alcanzaron los 1.411 millones de euros correspondientes a 67.020 fallecidos. Muchas de las pólizas en vigor son productos vinculados a una hipoteca concedida antes de 2019.
Además de tenerlo que pagar de una vez, prima única, “su importe se incluía en el préstamo, aumentando el capital y, en consecuencia, los intereses”, asegura María Chantal Nieto, abogada de Marín & Mateo Abogados.
En estos momentos contratar este producto es voluntario, pero hacerlo con el propio banco bonifica el tipo de interés: “Siempre hay que comparar y ver si realmente merece la pena el ahorro bonificado, dado que suelen ser más caros”, explica la experta.
Las indemnizaciones pagadas por esta clase de pólizas alcanzaron el pasado año los 1.411 millones de euros. Sin embargo, muchos de los 20,5 millones de asegurados bajo esta tipología, lo están porque, en su momento, el banco que les concedió la hipoteca les obligó a hacerlo, ya que fue una práctica generalizada por toda la banca y la mayoría de los consumidores tenían pocas opciones.
Antes de la entrada en vigor en 2019 de la Ley reguladora de los contratos de crédito inmobiliario, también conocida como Ley hipotecaria, “muchos bancos condicionaban la concesión de la hipoteca a la contratación de su propio seguro de vida de prima única, una práctica totalmente abusiva”, según los expertos de Marín & Mateo Abogados.
Además de tenerlo que pagar de una vez, “su importe se incluía en el préstamo, aumentando el capital y los intereses”, comenta la abogada, que recuerda que “la venta de productos vinculados está actualmente prohibida y cualquiera con un seguro de vida vinculado a la hipoteca anterior a la aprobación de la normativa puede reclamar la devolución de parte de lo abonado ante los tribunales”.
En la actualidad, los seguros de vida siguen yendo de la mano de la oferta hipotecaria, pero el banco no los puede utilizar como una condición indispensable para otorgar financiación. “En principio, la contratación de este producto beneficia al cliente porque actúa como un bonificador, restando unas décimas al tipo de interés del préstamo”, explica la letrada.
En cualquier caso, Nieto insiste en que “siempre hay que comparar con pólizas de otras compañías y hacer números para ver si realmente merece la pena el ahorro”.
Un estudio de Inese Data y Global Actuaria afirma que un seguro firmado con la entidad financiera en vez de directamente con la aseguradora cuesta casi el doble, e incluso, puede llegar a ser hasta cuatro veces más caro.
UNA GARANTÍA DE PAGO
“Los seguros de vida ligados a los préstamos hipotecarios comenzaron a cobrar sentido cuando los plazos de amortización se alargaron”, señala Nieto. Hoy en día, la edad con la que se compra de la primera vivienda ha aumentado y, en consecuencia, se termina de pagar traspasando el umbral de la jubilación.
Tal y como apunta la portavoz del despacho Marín & Mateo Abogados, “las casi tres décadas que la hipoteca está activa hace que el deudor tenga cobertura incluso superados los 70 años, y, por tanto, el riesgo de fallecimiento (siniestro) y de impago, se multiplica y la prima única se encarece enormemente”.
Esto conlleva doble beneficio para la entidad bancaria, por un lado, las primas de sus seguros vinculados son muchísimo más altas que las del mercado y cobran más intereses porque se liquidan intereses sobre el capital destinado al pago de la prima única del seguro.