MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
La descendencia de enormes dinosaurios carnívoros, como el tiranosaurio rex, pudo haber transformado fundamentalmente sus comunidades al competir con especies rivales más pequeñas.
Un estudio de paleoecólogos de la Universidad de Nuevo México y de la Universidad de Nebraska-Lincoln, publicado esta semana en la revista ‘Science’, es el primero en examinar la diversidad de dinosaurios a escala comunitaria mientras trata a los juveniles como su propia entidad ecológica.
“Las comunidades de dinosaurios eran como centros comerciales un sábado por la tarde, repletas de adolescentes –explica en un comunicado Kat Schroeder, una estudiante de posgrado en el Departamento de Biología de la UNM que dirigió el estudio–. Constituían una parte significativa de los individuos de una especie y habrían tenido un impacto muy real en los recursos disponibles en las comunidades”.
Al nacer de huevos, los dinosaurios como el T. rex necesariamente nacían pequeños, del tamaño de un gato doméstico. Esto significa que, a medida que crecían hasta alcanzar el tamaño de un autobús urbano, estos “megaterópodos”, que pesaban entre una y ocho toneladas, habrían cambiado sus patrones de caza y sus presas. Los paleontólogos sospechan desde hace tiempo que los dinosaurios carnívoros gigantes cambiaban de comportamiento a medida que crecían. Pero se desconocía en gran medida cómo eso podría haber afectado al mundo que les rodeaba.
“Queríamos probar la idea de que los dinosaurios podrían estar asumiendo el papel de múltiples especies a medida que crecían, limitando el número de especies reales que podrían coexistir en una comunidad”, explica Schroeder.
La cantidad de diferentes tipos de dinosaurios conocidos en todo el mundo es baja, particularmente entre las especies pequeñas. “Los dinosaurios tenían una diversidad sorprendentemente baja. Incluso teniendo en cuenta los sesgos de fosilización, realmente no había tantas especies de dinosaurios”, recuerda Felisa Smith, profesora de Biología en la UNM y asesora de postgrado de Schroeder.
Para abordar la cuestión de la disminución de la diversidad de dinosaurios, Schroeder y sus coautores recopilaron datos de localidades fósiles conocidas de todo el mundo, incluidas más de 550 especies de dinosaurios. Organizando a los dinosaurios por masa y dieta, examinaron el número de dinosaurios pequeños, medianos y grandes en cada comunidad.
Encontraron un patrón sorprendentemente claro. “Hay una brecha: muy pocos dinosaurios carnívoros entre 100 y 1.000 kg existen en comunidades que tienen megatheropodos –apunta Schroeder–. Y los juveniles de esos megaheropodos encajan perfectamente en ese espacio”.
Schroeder también señala que observar la diversidad de dinosaurios a través del tiempo fue clave. Las comunidades del Jurásico (hace 200-145 millones de años) tenían brechas más pequeñas y las comunidades del Cretácico (hace 145-65 millones de años) tenían grandes.
“Los megateropodos jurásicos no cambian tanto, los adolescentes son más como los adultos, lo que deja más espacio en la comunidad para múltiples familias de megatheropodos, así como para algunos carnívoros más pequeños –explica Schroeder–. El Cretácico, por otro lado, está completamente dominado por Tiranosaurios y Abelisaurios, que cambian mucho a medida que crecen”.
Para saber si la brecha fue realmente causada por megateropodos juveniles, Schroeder y sus colegas reconstruyeron comunidades teniendo en cuenta a los adolescentes. Al combinar las tasas de crecimiento de las líneas encontradas en secciones transversales de huesos y la cantidad de dinosaurios bebés que sobreviven cada año en base a ensamblajes de muerte masiva de fósiles, el equipo calculó qué proporción de una especie de megaheropodo habría sido juvenil.
Schroeder explica que esta investigación es importante porque aclara (al menos parcialmente) por qué la diversidad de dinosaurios fue menor de lo esperado en base a otros grupos fósiles. También explica por qué hay muchas más especies de dinosaurios muy grandes que pequeñas, lo que es lo contrario de lo que cabría esperar. Pero lo más importante, agregó, demuestra los resultados del crecimiento desde bebés muy pequeños hasta adultos muy grandes en un ecosistema.
“Hay mucho que ganar aplicando los métodos de la paleoecología moderna a los dinosaurios –apunta Schroeder–. Afortunadamente, ahora estamos en una era de investigación de dinosaurios en la que hay mucha información disponible digitalmente, por lo que las preguntas de ecología intensivas en big data ahora son más plausibles para la paleontología de los dinosaurios”.