MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
El Banco de la Reserva de Australia, el banco central del país oceánico, ha decidido mantener sin cambios el tipo de interés de referencia en el mínimo histórico del 0,1%, así como mantener el ritmo de sus compras de deuda pública has mediados de 2022, mientras que ha decidido poner fin a su política de control del rendimiento de sus bonos con vencimiento a 2024, como primer paso en el giro de la política monetaria australiana en respuesta a la aceleración de la inflación.
De este modo, la entidad australiana se convierte de uno de los primeros grandes bancos centrales en adoptar los primeros pasos para cambiar el rumbo monetario en un escenario de mayor inflación en anticipación de las medidas que puedan anunciar esta semana la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra, después de que el Banco Central Europeo (BCE) reiterase la semana pasada su posición acomodaticia.
“La decisión de abandonar la meta de rendimiento refleja la mejora de la economía y el avance antes de lo esperado hacia la meta de inflación”, explicó el banco central australiano en un comunicado, para el que en la situación actual la efectividad de la medida “ha disminuido”.
En cualquier caso, el consejo del Banco de la Reserva de Australia subrayó su compromiso de mantener condiciones monetarias “altamente favorables” para estimular el retorno al pleno empleo en el país y una inflación consistente con su meta, reconociendo que, si bien la inflación se ha recuperado, sigue siendo baja en términos subyacentes.
“Las presiones inflacionarias también son menores que en muchos otros países, sobre todo debido al crecimiento modesto de los salarios en Australia”, defendió la entidad.
De este modo, el consejo del banco central australiano afirmó que no aumentará la tasa de referencia hasta que la inflación real se encuentre de manera sostenible dentro del rango objetivo del 2% al 3%, para lo que será necesario que las condiciones del mercado laboral sean capaces de generar un aumento de los salarios materialmente mayor de lo que es actualmente.
“Es probable que esto lleve algún tiempo”, añadió la entidad, cuya previsión central es que la inflación subyacente no supere el 2,5% a finales de 2023.
En declaraciones posteriores, el gobernador de la institución, Philip Lowe, subrayó que la entidad espera que la inflación subyacente alcance el punto medio del rango del 2% al 3% solo a fines de 2023, subrayando que este hito “no justifica, por sí solo, un aumento en la tasa”.
“Quiero dejar claro que esta decisión no refleja la opinión de que la tasa de efectivo se incrementará antes de 2024”, defendió el gobernador, para quien, dada la información disponible actualmente, todavía es muy posible que la tasa se mantenga en su nivel actual hasta 2024, aunque admitió que “también es posible que un movimiento anterior sea apropiado”.