MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El Banco de Japón (BoJ) ha recortado dos décimas su proyección de crecimiento del PIB para este año, cuando prevé que la actividad aumente a un ritmo del 3,8%, frente al 4% estimado el pasado mes de abril, mientras que ha revisado alza sus perspectivas de inflación, hasta el 0,6% desde el 0,1%.
No obstante, el instituto emisor japonés ha elevado hasta el 2,7% desde el 2,4% su previsión de crecimiento del PIB para el próximo año, cuando los precios subirán un 0,9% interanual, una décima por encima de lo proyectado anteriormente.
En cuanto a sus pronósticos para 2023, la entidad ha confirmado sus previsiones de un ritmo de crecimiento del 1,3% y una subida del 1% de los precios.
“Es probable que la economía de Japón se recupere, aunque se espera que el nivel de actividad económica, principalmente en el sector de servicios presenciales, sea más bajo que antes de la pandemia por un tiempo”, ha indicado el BoJ bajo la premisa de que el impacto de la Covid-19 disminuirá gradualmente.
Sin embargo, el instituto emisor japonés ha advertido de que el principal riesgo para sus proyecciones está relacionado con la incertidumbre sobre el impacto de la Covid-19 en Japón y a nivel internacional con la amenaza de que aumente la presión a la baja por la propagación del virus, incluidas las nuevas variantes.
Por otro lado, el Consejo de Política Monetaria del Banco de Japón (BoJ) ha decidido por una clara mayoría de ocho votos a favor y uno en contra mantener su política monetaria, incluyendo un tipo de interés negativo del 0,1% en las cuentas mantenidas por las entidades en el Banco de Japón, así como la adquisición de deuda pública sin límites máximos para mantener en torno a cero el rendimiento del bono a 10 años.
Asimismo, la institución decidió mantener en 12 billones de yenes (90.900 millones de euros) la compra de activos como fondos cotizados (Etf) y en 20 billones de yenes (151.500 millones de euros) la compra de deuda de empresas.
Por otra parte, la institución recordó el lanzamiento de un fondo para impulsar las inversiones contra el cambio climático, a través del que proporciona fondos a instituciones financieras parainversiones o préstamos que aborden los problemas medioambientales en función de sus propias decisiones.
A este respecto, el BoJ subrayó que el cambio climático podría tener un impacto sustancial en la evolución de la actividad económica y los precios, así como en las condiciones financieras, por lo que apoyar los esfuerzos del sector privado al respecto contribuirá a estabilizar la macroeconomía a largo plazo.