MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
La deuda mundial volverá a retomar su senda alcista a pesar de haberse moderado durante los dos últimos años y permanecerá en niveles “obstinadamente altos”, entre otras cosas, por el protagonismo de la deuda china, ha avisado este miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI señala que la deuda mundial retrocedió en 2022 por segundo año consecutivo, aunque se mantiene por encima de los “elevados niveles” prepandémicos y apunta a que el fenómeno es coyuntural. “La deuda mundial parece haber retomado su tendencia histórica al alza”, ha afirmado el FMI.
De esta forma, la deuda total se situó en el 238% del producto interior bruto mundial el año pasado, un 9% más que en 2019. En términos de dólares estadounidenses, la deuda ascendió a 235 billones de dólares (218,7 billones de euros), es decir, 200.000 millones de dólares (186.165 billones de euros) por encima de las cifras de 2021.
“En los próximos años, los responsables políticos deberán mantener un compromiso inquebrantable para preservar la sostenibilidad de la deuda”, ha recomendado el organismo.
A pesar del repunte del crecimiento económico a partir de 2020 y de registrarse una inflación muy superior a la prevista, la deuda pública se mantuvo “obstinadamente alta”.
Los déficits fiscales mantuvieron elevados los niveles de deuda pública, ya que muchos gobiernos gastaron más para impulsar el crecimiento y responder a las subidas de los precios de los alimentos y la energía, incluso cuando pusieron fin a las ayudas fiscales relacionadas con la pandemia.
Como resultado, la deuda pública se redujo en solo 8 puntos porcentuales del PIB en los últimos dos años, compensando solo la mitad del aumento relacionado con la pandemia. La deuda privada, que incluye la deuda de los hogares y de las empresas no financieras, disminuyó a un ritmo más rápido, cayendo 12 puntos porcentuales del PIB. Aun así, el descenso no fue suficiente para contrarrestar el aumento provocado por la pandemia.
Ya antes de la pandemia, el ratio deuda/PIB mundial llevaba décadas aumentando. La deuda pública mundial se triplicó desde mediados de la década de 1970 hasta alcanzar el 92% del PIB a finales de 2022. La deuda privada también se triplicó hasta alcanzar el 146% del PIB, pero durante un periodo más largo, entre 1960 y 2022.
Según el FMI, los gobiernos deberían adoptar medidas urgentes para ayudar a reducir las vulnerabilidades de la deuda e invertir las tendencias de la deuda a largo plazo. “En cuanto a las vulnerabilidades de la deuda pública, la creación de un marco fiscal creíble podría guiar el proceso para equilibrar las necesidades de gasto con la sostenibilidad de la deuda”, ha reseñado la institución.
En el caso de la deuda del sector privado, esas políticas podrían incluir un seguimiento vigilante de la carga de la deuda de los hogares y las empresas no financieras y los riesgos de estabilidad financiera conexos.
EL PAPEL DE CHINA Y LOS EMERGENTES
China ha desempeñado un papel fundamental en el aumento de la deuda mundial en las últimas décadas, ya que su endeudamiento ha superado al crecimiento económico. La deuda como porcentaje del PIB ha aumentado hasta aproximadamente el mismo nivel que en Estados Unidos, mientras que en términos de dólares la deuda total de China (44,2 billones de euros) sigue siendo notablemente inferior a la de Estados Unidos (cerca de 65 billones de euros). En cuanto a la deuda de las empresas no financieras, el 28% de China es el mayor del mundo.
La deuda de los países en desarrollo de renta baja también aumentó “considerablemente” en las dos últimas décadas, aunque partiendo de niveles iniciales más bajos. Aunque sus niveles de deuda, especialmente la deuda privada, siguen siendo en promedio “relativamente bajos” en comparación con las economías avanzadas y emergentes, el ritmo de sus aumentos desde la crisis financiera mundial ha creado retos y vulnerabilidades.
Más de la mitad de los países en desarrollo de renta baja se encuentran en dificultades de endeudamiento o en alto riesgo de padecerlas, y alrededor de una quinta parte de los mercados emergentes tienen bonos soberanos que cotizan a niveles problemáticos.