MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
La capacidad y voluntad de las empresas de ajustar sus márgenes de beneficio para absorber la subida de los costes laborales resultará capital a la hora de evitar en la eurozona una espiral alcista entre salarios y precios, según muestran las deliberaciones de la última reunión sobre política monetaria del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE).
Según el documento que reseña las discusiones mantenidas durante la reunión del pasado 15 de junio, que se saldó con una nueva subida de 25 puntos básicos de los tipos de interés, el órgano de gobierno del instituto emisor concluyó que los beneficios empresariales habían desempeñado un papel importante en la evolución reciente de los precios.
Asimismo, los miembros del Consejo de Gobierno recogieron las previsiones de los técnicos del BCE, que apuntan a que el crecimiento del salario nominal se mantendrá muy por encima de su promedio histórico, aunque se sugirió que, por el momento, este crecimiento todavía podría considerarse moderado por la expectativa de que los salarios reales solo compensarían sus pérdidas y volverían a los niveles previos a la pandemia para 2025.
De este modo, si bien actualmente no había evidencia de significativos efectos secundarios o de una espiral de precios y salarios, se dio una nota de advertencia para no subestimar el riesgo ante la previsión de que los niveles de precios se mantendrían altos incluso cuando la inflación bajara.
“Que se desarrolle una espiral de salarios y precios dependerá en última instancia de la capacidad y la voluntad de las empresas para absorber costes laborales unitarios más altos en sus márgenes de beneficio”, recoge el la reseña de la reunión.
En este sentido, las discusiones apuntaban a que las últimas proyecciones de inflación elaboradas por el personal técnico de la entidad en junio asumen que la disminución de la inflación se basaba en el supuesto de que los márgenes se reducirían, algo en consonancia con el comportamiento cíclico anterior de los márgenes en relación con la evolución de los costes laborales.
Sin embargo, los consejeros del BCE apuntaron que aún no había pruebas que ofrecieran garantías de que las ganancias volverían a los patrones anteriores en el entorno posterior a la pandemia, advirtiendo de que la dinámica de beneficios ya había sido sólida durante algún tiempo, a pesar de las variaciones en la actividad, argumentando que, en última instancia, el comportamiento de los márgenes dependía de la evolución del poder de fijación de precios.
“Cuanto más resistente se mantuviera la economía, mayor sería el riesgo de que las empresas trasladaran los mayores costes laborales unitarios a sus precios en lugar de absorberlos a través de márgenes de beneficio más bajos”, advirtieron.
En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, la presidenta de la institución, Christine Lagarde, dejó claro que la entidad “aún tiene terreno que recorrer”, dando prácticamente por hecha una nueva subida de 25 puntos básicos en julio, y subrayando el impacto cada vez mayor en la inflación de la evolución de los costes laborales unitarios.
Sobre esta cuestión, si bien la francesa subrayó que serán las partes alrededor de la mesa de negociaciones las que deberán determinar qué hacen en términos de asignación de beneficios y organización de las relaciones, advirtió de que “de lo que pueden estar seguros en su discusión es que el BCE tomará todas las medidas necesarias para devolver la inflación al 2%”.
De este modo, Lagarde insistió en la importancia de evitar un “ojo por ojo” en respuesta a la inflación, tanto en el caso de las empresas como de los trabajadores, lo que podría desencadenar ese efecto de segunda ronda.