MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
La tasa de inflación interanual de la eurozona se situó en febrero en el 8,5%, lo que implica una bajada de una décima frente al dato de enero, según ha confirmado la oficina comunitaria de estadística, Eurostat, mientras que la tasa subyacente, que excluye el efecto de energía y alimentos, escaló a un récord del 5,6%.
De este modo, la tasa de inflación interanual de la zona euro acumula cuatro meses consecutivos de desaceleración y se situó en su nivel más bajo desde mayo de 2022, antes de que el Banco Central Europeo (BCE) comenzara a subir los tipos de interés.
En el conjunto de la Unión Europea (UE), la tasa de inflación interanual se situó en febrero en el 9,9%, una décima por debajo de la subida de los precios en enero, lo que también supone la cuarta bajada mensual de la lectura de inflación.
Entre los países de la UE, las menores tasas de inflación se observaron en Luxemburgo (4,8%), Bélgica (5,4%) y España (6%), mientras que las mayores subidas se registraron en Hungría (25,8%), Letonia (20,1%) y Chequia (18,4%).
SUBIDA DE LA INFLACIÓN SUBYACENTE.
En el mes de febrero, el alza de los precios de la energía en la eurozona se moderó al 13,7% desde el 18,9% de enero, mientras que el encarecimiento de los alimentos frescos fue del 13,9%, frente al 11,3% del mes pasado.
Asimismo, los servicios subieron un 4,8% interanual, cuatro décimas más que en enero, y los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 6,8%, una décima más que en el mes anterior.
Al excluir del cálculo el impacto de la energía, la tasa de inflación interanual de la zona euro se situó en febrero en el 7,8%, frente al 7,3% de enero.
Asimismo, al dejar fuera también el efecto de los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente de la zona euro escaló al 5,6% desde el 5,3% de enero, su nivel más alto de toda la serie histórica.
PREVISIONES DEL BCE.
Las nuevas previsiones del BCE, que ayer elevó los tipos en 50 puntos básicos, hasta el 3,50%, prevé que la inflación se situará, en promedio, en el 5,3% en 2023, por debajo del 6,3% anticipado en diciembre de 2022, mientras que en 2024 la subida de los precios será del 2,9%, medio punto menos de lo previsto anteriormente, y para 2025 la inflación será del 2,1%, todavía por encima de la meta del 2%, pero dos décimas mejor de lo anticipado anteriormente.
A pesar de esta revisión a la baja, el BCE advirtió de que las presiones inflacionistas subyacentes siguen siendo fuertes, ya que la tasa de inflación, excluidos la energía y los alimentos, continuó aumentando en febrero y los expertos del BCE esperan que se sitúe en una media del 4,6% en 2023, por encima de lo estimado en las proyecciones de diciembre.
Posteriormente, esta tasa subyacente descendería hasta el 2,5% en 2024 y el 2,2% en 2025, en un contexto de desaparición gradual de las presiones al alza debidas a las perturbaciones de oferta anteriores y a la reapertura de la economía y en el que el endurecimiento de la política monetaria frena cada vez más la demanda