MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El metaverso y la Web3 se presentan como el siguiente paso del Internet que conocemos actualmente, pero sus propuestas, las tecnologías que los sustentan y los objetivos a largo plazo generan una brecha de conocimientos entre quienes van a la vanguardia de la tecnología y quienes no acaban de entender qué encontrarán en el nuevo entorno digital.
Para empezar, metaverso y Web3 no son lo mismo, como explica el director de Innovación Estratégica de Telefónica, David del Val, a Europa Press. “El metaverso es una tecnología de Internet en tres dimensiones que está surgiendo en estos años y que utiliza a todas las demás que están a su disposición”, como el ‘edge computing’ y el ‘rendering’ de objetos en 3D.
El metaverso también utiliza las tecnologías propias de la Web3, como el ‘blockchain’ y las criptomonedas, “para que el intercambio de valor sea más sencillo”. Porque, precisamente, lo que la Web3 ofrece respecto a la Web 2.0 es “una manera sencilla de intercambiar valor, no solo valor económico sino también el valor que te produce estar en la plataforma”, apunta Del Val.
La Web3 es el siguiente paso en la evolución de la web. La Web 2.0, la versión actual, “añadió que cualquiera pudiera subir sus contenidos en las redes sociales, de una manera trivial y sin ninguna fricción”, dando mayor protagonismo al usuario y superando la comunicación unidireccional propia de la Web1.
Es decir, con la Web 2.0 se pasó de que unas pocas personas subieran contenido a la web para que el resto de usuarios lo viera a permitirle a todo el mundo compartir sus propios contenidos. Y próximamente podrán generar valor por ellos.
Se establece así una nueva economía, que se ha denominado ‘tokenomics’, basada en ‘tokens’. “La clave de la Web3 es que con los tokens puedes representar valor en Internet. Una vez tienes algo que representa valor, puedes crear una economía en torno a ello”, explica el directivo.
Para entender en qué consiste esta economía, Del Val pone como ejemplo la red Helium, una aplicación Web3 que permite a los usuarios ofrecer conexión inalámbrica de Internet de las Cosas: “Tú compras un router con euros y recibes tokens por dar conectividad, por cursar tráfico. El sistema económico que hay montado alrededor especifica que si tú tienes encendido el router y das conectividad recibes tokens. Y esos tokens luego los puedes vender en un exchange para obtener dinero físico”.
Esta ‘tokenomics’, esta economía, en la Web 2.0 no se podía hacer porque era muy difícil recompensar a los usuarios por participar en la plataforma. “Siempre se puede hacer una transferencia bancaria, pero los costes son altos. Sin embargo, con los tokens se hace de forma automática, a velocidad de Internet”, aclara el director de Innovación Estratégica de Telefónica.
Y pese a la idea de descentralización que transmite la Web3, el directivo no cree que choque con la necesidad de una regulación. Más bien todo lo contrario: “Precisamente, en los exchanges de criptomonedas toda regulación que evite que se cometan errores nos ayuda a todos”, afirma.
Esta regulación “tiene que estar bien diseñada para que permita que la descentralización también suceda. […]La descentralización normalmente se basa en que las reglas son algorítmicas, que lo que está escrito en el propio blockchain constituye la norma y rige el funcionamiento de una plataforma. Al estar el código fuente abierto es más fácil saber cuáles son las reglas y tener mayor seguridad de que nadie te va a engañar”.
Aunque la Web3 todavía está en desarrollo, ya se puede ver que beneficiará a servicios como los financieros, pero también la creación de infraestructura sin inversión centralizada, de la que vuelve a ser ejemplo la red Helium. En ella “se ha generado una infraestructura que no ha necesitado de alguien con grandes recursos financieros detrás, sino que se ha creado de forma distribuida por muchas personas”, matiza el directivo.
Los videojuegos son otra de las grandes apuestas para la Web3. Empresas como Ubisoft y Square Enix ya han compartido su intención de apostar por lo que pueden ofrecer la tecnología ‘blockchain’ y los NFT.
“Ahí se está un poco en el salvaje oeste porque las primeras versiones que han surgido eran simplemente maneras de que la gente pagara para ganar el juego, y es algo que a los jugadores les molesta mucho”, explica Del Val, quien afirma que “lo que se está haciendo ahora son juegos en los que puedes pagar y también ganar, pero no pagar para ganar. […]Son formas de juego en las que unos tokens permiten intercambiar valor y si llevas muchos meses jugando, o eres un experto en un juego, que de alguna forma tengas un reconocimiento”.
Para sustentar la Web3 y los nuevos servicios que ofrecerá, así como el metaverso, “tienes que tener una red que sea fiable, que sea privada, que dé confianza y seguridad de que puedes trabajar aquí”.
Las redes de telecomunicaciones son fundamentales, al igual que en todo lo que tiene que ver con Internet. En el caso de la Web3, David del Val explica que los requisitos que impone no son muy elevados, “no hacen falta redes de la más alta velocidad para que funcione”, pero el metaverso, por el contrario, “pone unos requisitos extraordinariamente complejos”.
Por ello, para el desarrollo del metaverso, Telefónica anunció a principios de este año una colaboración con Meta para conocer mejor las capacidades de red que requerirán muchos servicios propios del metaverso. “Estamos estresando al máximo las redes, con el metaverso de Meta, con sus versiones preliminares, para ver exactamente qué es necesario para configurar la red”.
Porque, aunque en el futuro, a unos diez años vista, se espera que los usuarios interaccionen de forma remota y colaborativa en tiempo real con objetos tridimensionales a través de unos visores específicos, las acciones que realicen exigirán más o menos a las redes, según de las que se trate.
Como explica Del Val, “no tiene sentido construir una red que siempre pueda soportar objetos en 3D moviéndose de maneras superveloces, cuando la mayoría del tiempo igual solo necesitas redes para ver un documento o hacer cosas más sencillas”. Por eso, señala, “las redes se tienen que adaptar de forma dinámica a lo que le está pidiendo la aplicación en cada momento. Y si consigues que la red se adapte, al ser más flexible es más barata para todos”.
Para dar forma a la Web3, Telefónica está dando los primeros pasos con varias iniciativas. Ha habilitado la posibilidad de pagar en criptomonedas en tu.com, su portal de comercio electrónico de tecnología sostenible, a través del exchange Bit2Me; ha creado un ‘marketplace’ de NFT para la creación y venta de arte digital que, además de confirmar que la representación digital es única, también garantiza que el autor es quien dice ser; y a través de Wayra, su ecosistema emprendedor, Telefónica ha invertido en ‘startups’ y compañías ‘fintech’, por citar algunas acciones.