MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
El Banco de Inglaterra se plantea aplazar la venta de miles de millones de libras en bonos soberanos del Reino Unido (‘gilts’) adquiridos a la espera de una mayor estabilidad en los mercados de deuda tras las turbulencias desatadas por el fallido ‘minipresupuesto’ presentado en septiembre por el Gobierno de Liz Truss, que finalmente ha dado marcha atrás en casi la todas las rebajas fiscales anunciadas, según indica el diario ‘Financial Times’.
El instituto emisor británico ya había retrasado el inicio de la venta de 838.000 millones de libras esterlinas (968.686 millones de euros) adquiridos a través del programa de flexibilización cuantitativa desde el 6 de octubre hasta finales de este mes y ahora se espera que, ante la presión de los inversores, adopte una pausa adicional hasta que el mercado se calme.
De hecho, como consecuencia de las turbulencias en los mercados de deuda desatadas por el anuncio por parte del Gobierno a finales de septiembre del paquete de rebajas fiscales y aumento del gasto público, conocido como ‘minipresupuesto’, el Banco de Inglaterra se vio forzado a detener la reducción de su balance y lanzar nuevas subastas de compra.
Según ha tenido conocimiento ‘Financial Times’, altos funcionarios del banco central del Reino Unido habrían llegado a esta conclusión al considerar que el mercado de ‘gilts’ se encontraba “muy angustiado” en las últimas semanas, una opinión respaldada por el Comité de Política Financiera, después de que los inversores hayan advertido de que los planes del banco central de comenzar a vender los bonos en su cartera a finales de mes podrían desestabilizar los mercados.
De este modo, a pesar de que los rendimientos de los ‘gilts’ a 30 años han bajado desde el pico reciente de más del 5% al 4,32% este lunes, aún se mantienen muy por encima del 3,75% alcanzado antes del anuncio del ‘minipresupuesto’.
Según los planes iniciales del Banco de Inglaterra, la entidad contemplaba deshacerse de unos 80.000 millones de libras esterlinas (96.000 millones de euros) en el primer año de liquidación de su balance, un ritmo que implicaría al menos una década para completar el ajuste cuantitativo (QT) de la entidad, en oposición a la política de expansión cuantitativa (QE) implementada durante los últimos años.